Los jóvenes que han ocupado la antigua escuela de Ingenieros Agrícolas, en pleno campus de Blasco Ibañez de Valencia, han forzado la cerradura del acceso posterior y colocado un candado cuyas llaves solo ellos manejan. La puerta, de la que cuelga un cartel con la inscripción de "El monopolio de la violencia es lo que sostiene el sistema capitalista", únicamente puede ser flanqueada por aquellos que se han autoproclamado desde hace seis días, los gestores de este espacio público, como comprobó en el sitio este diario.

El servicio de seguridad, contratado por la Universitat Politècnia propietaria del edificio sin uso desde 2010, se turna en la ronda de vigilancia en ambos accesos a la espera de que desde el rectorado se decida el desalojo. El primer día sus responsables ya habían denunciado a la policía su ocupación por parte de un pequeño grupo que no atiende a ninguna sigla y se niega a hablar con nadie que huela a autoridad.

Las asambleas en el interior de la escuela se suceden casi a diario. Uno de los comunicados que lanzan a las redes sociales explican que son estudiantes y otros jóvenes que "hemos liberado la antigua facultad de Agrícolas, abandonada durante más de dos años y en progresivo deterioro".

Espacio de "contrapoder"

Su intención es convertirla en "espacio de contrapoder popular donde cabe toda una serie de proyectos que el Estado y sus instituciones han obstaculizado hasta paralizarlas".

Lo que este colectivo ha denominado en valenciano "La casa de la huelga" ha sido "arreglada" según afirman, y "se está forjando un sólido proyecto con el objetivo de autogestionar y habilitar estos espacios, llenos de posibilidades, para ofrecerlos a todos aquellos que crean suyas nuestras reivindicaciones". Algunas de las propuestas que han salido de las asambleas son el uso para albergar a personas desahuciadas de forma provisional, ayudar a quienes acuden a comedores sociales, autogestión de la salud con prácticas antiguas de medicina, actividades artísticas, una biblioteca 24 horas o un centro de debate.

Desde el rectorado indicaron que han tomado "las medidas para que la normalidad se restablezca". Son embargo, los jóvenes ocupantes hana debatido qué harán en el caso de que les desalojen.

Unos proponen la resistencia pacífica y otros lo activa, aunque creen inviable ésta por el numero de gente que se queda a dormir en el edificio.