Los impagos del Consell en materia de bienestar social van dejando cadáveres institucionales a su paso. Un posible candidato es el emblemático Hosoju, el Hogar Social Juvenil de Aldaia que tras 17 años desempeñando labores de reinserción con jóvenes y discapacitados psíquicos se ve abocado al cierre por falta de recursos económicos.

"Los psicólogos, asistentes sociales y monitores llevan meses sin cobrar, no creo que estén dispuestos a trabajar así indefinidamente", explicó a Levante-EMV el fundador de esta particular "ciudad" de acogida, Fernando Giacomucci. En concreto, la Generalitat le adeuda a la institución cerca de 80.000 euros, asegura el religioso italiano que lleva en España más de cincuenta años. Para Giacomucci, la situación "es límite". "Llevo sosteniendo esto muchos años, no quiero cerrar, pero tampoco quiero mantenerlo en malas condiciones. Hemos agotado todas las reservas que teníamos para pagar al cuerpo técnico y aún así llevan meses sin cobrar", indicó el sacerdote.

A día de hoy hay 160 internos viviendo en Hosoju, un centenar de ellos discapacitados psíquicos. El ente ha rehabilitado a más de 3.000 personas desde que abrió sus puertas en las instalaciones de Aldaia, en 1995, pero la labor de este religioso comenzó en 1969 con un piso en Valencia para tutelar a jóvenes marginados.

En la "Ciudad de la Esperanza", nombre que reciben las instalaciones de Aldaia, los residentes abonan 150 euros al mes en concepto de vivienda y comida, cantidad que provienen de sus pensiones por discapacidad en muchas ocasiones y que es insuficiente para continuar sosteniendo los tratamientos de los profesionales (cuatro psicólogos, dos asistentes sociales y un monitor) que atienden a estos residentes, muchos de ellos enviados desde Extranjería o servicios sociales.

Centro frustrado para mujeres

"Para funcionar correctamente necesitamos unos 18.000 euros al mes. Sin contar gastos corrientes como luz, agua o gas, de los que pagamos cerca de 7.000 euros mensuales. Estos gastos corrientes no son problema, la cuestión es que hemos tenido que recurrir al colchón de reserva de esta partida para pagar a los técnicos. Ahora ya no nos queda nada", añadió Giacomucci, quien hace un llamamiento a la sociedad para salvar el centro (www.hosoju.org), aun siendo consciente de que la solución es "que la Generalitat pague cuando toca".

La situación es tan desesperante para el sacerdote que incluso ha destinado a salvar a esta mítica entidad los fondos que había reservado para un centro para mujeres maltratadas.