Primero se permitía disparar a los menores de diez años. En las últimas semanas, tal y como informó Levante-EMV, se recibió una notificación de que el límite subía a los diez años. Y ayer, el concejal Francisco Lledó informó de la última y definitiva barrera: tan sólo los falleros mayores de edad podrán disparar el "tró de bac" y, por consiguiente, participar con ese artefacto en la "macrodespertà" y en cualquier acto de su género que organicen las comisiones. Por ello, la primera medida que se ha adoptado es ampliar el plazo para la inscripción en el festejo y que las comisiones que apuntaron a menores de edad puedan rectificar e sustituir a los niños.

La notificación de la Dirección General de Política Energética y Minas es tajante: de acuerdo con la composición del tradicional petardo, el límite queda establecido en la mayoría de edad. No es un problema de peligrosidad en su manejo ni en los daños que pueda ocasionar, sino en la catalogación de los compuestos que lo conforman. Y ante esta cortapisa, el concejal no pudo más que encogerse de hombros y asumirlo. "Es un problema de autorización. Si esta es la ley y alguien la quebranta, se le cae el pelo". Aquellos que consigan las cajas no pueden transmitirlas a terceros y, por supuesto, permanece vigente el cursillo que, sí o sí, tienen que realizar, aprobar las preguntas posteriores y obtener así la licencia de disparo, unos requisitos inauditos en la historia de la pirotecnia festiva de uso popular.

Ahora falta decidir qué hacer con los infantiles el día de la "macrodespertà" del día 24 de febrero. A nadie escapa que es más que probable que, en la calle y a nivel de comisiones, sigan disparando este petardo -lo hacen desde hace años con otros igual de prohibidos-. La fallera mayor infantil y la corte tendrá que disparar "bombetas" adaptadas a su edad, acudir como espectadoras o, simplemente, quedarse en casa.