"Todos los martes, con casco, a cortar la calle Cuenca". El cartel, situado en una de las puertas del centro, refleja el descontento y malestar reinante entre los padres. Tan solo tres semanas después de que parte del doble techo de la primera planta del colegio Luis Vives cediera, el nuevo desprendimiento ha encendido de las alarmas.

"Te sientes preocupada como madre. Traes a tus hijos a un colegio público y no los dejas con seguridad. Es un poco indignante, parece que tenga que pasar algo para que reaccionen", explica Ana, una de las madres que espera la salida de los más pequeños.

Durante los últimos días, se ha procedido a vaciar y cerrar la primera planta del centro (clausurada desde el primer desprendimiento) como medida preventiva y se ha trasladado a los alumnos de las aulas afectadas, pero esto no ha sido suficiente para tranquilizar a los padres.

Primeras medidas

Félix Crespo, presidente del AMPA del centro público, afirma que es necesario depurar responsabilidades. "Cuando cayó el primer techo nos dijeron que el centro era seguro, pero no ha sido así. Esta semana tomaremos medidas para pedir responsabilidades", explica Félix. "Esta vez los bomberos sí que nos han dicho que el colegio está habitable. Se ha hecho un informe y lo han enviado a conselleria, ayuntamiento y departamento de Ruinas, pero ha sido a la segunda. Queremos pedir responsabilidades". Félix también quiso hacer una llamada de atención: "Hasta ahora no ha venido nadie a revisar todo el centro, y hay más deficencias graves, como las eléctricas, que pueden causar electrocuciones, o las de vallas, que pueden atrapar a algún niño".

De momento está previsto que el día 22 empiecen las obras de restauración. Por su parte, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI·F) ya ha pedido a la Conselleria de Educación que elabore un plan de revisión para garantizar la seguridad de los centros educativos y así "evitar percances" como los ocurridos con el desplome de los techos.