El túnel ferroviario del Cabanyal, de doble vía de ancho ibérico, del que la alcaldesa de Valencia sugirió la posibilidad de ampliar su soterramiento para «compensar» que se anulara la ejecución del túnel pasante para el AVE y las Cercanías, por su elevado coste, lleva 22 esperando a ser ampliado. Las obras de soterramiento de la línea ferroviaria a su paso por la estación del Cabanyal se ejecutaron entre 1987 y 1991 en el entorno de las calles Serrería, Menorca e Ibiza. Las obras, como todas las subterráneas que se ejecutan en Valencia, dieron muchos problemas por la proximidad del nivel freático, que aún se reproducen en la actualidad, lo que obliga a contínuas obras de reparación y mantenimiento, según admitió el director general de Transportes, Carlos Eleno, durante la presentación del nuevo proyecto del ancho europeo para el corredor mediterráneo del Ministerio de Fomento.

El túnel del Cabanyal se inauguró en 1991 y, entonces, ya se dejó preparada una estructura que los ingenieros denominan «un pantalón en forma de "V" en el túnel y el muro pantalla del cajero, a la altura de la calle Ibiza con el cruce de lo que hoy es la avenida de Francia». En aquella época era alcaldesa de Valencia Clementina Ródenas y ya se preveía acometer la prolongación, a corto plazo, del túnel del Cabanyal sin afectar al tráfico ferroviario, por lo que la conexión con los poblados del Grao y de Natzaret no es una cuestión de ahora, sino que ya ocupaba la agenda política de hace 22 años.

La ampliación del túnel del Cabanyal es, como asegura la Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana de «una asignatura pendiente que aprobar que siempre dejamos para la convocatoria de septiembre, porque es una materia incómoda, pero ni aprobaremos la "carrera" ni aprobaremos el doctorado en transporte ferroviario, si no aprobamos y acometemos esta asignatura pendiente ferroviaria tan necesaria para el transporte como el túnel pasante».