Campanar aún es un pueblo para los más veteranos residentes de este barrio y distrito de Valencia, que aún alberga pequeñas joyas arquitectónicas y patrimoniales en su centro histórico y las alquerías que se conservan en la Partida de Dalt.

No es para menos porque, como ayer recordó el historiador y "activista vecinal", Eduard Pérez Lluch, los romanos "ya bautizaron estos terrenos con el nombre de Campanar por su especificad agraria" y la antigua población "ya aparece en la séptima línea del primer folio del Llibre del Repartiment (1237) en el que Jaume I repartió las propiedades del Reino de Valencia entre sus allegados. Campanar no era de nadie porque su señor era el rey Jaume", explicaba Pérez Lluch en la primera jornada de charlas sobre "Campanar: Historia, Patrimonio y su puesta en valor", que finalizan hoy. Hasta el sábado también se expondrán los trabajos realizados por profesores y alumnos del Taller 15 de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de la UPV sobre las casas y edificios del centro histórico de "la población".

Campanar logró ser parroquia en 1507, por concesión del papa Julio II, según contó Pérez Lluch, y en el siglo XVII se convirtió en el ""hinterland" fértil que rodeaba la ciudad de Valencia". Aunque no fue hasta 1837 cuando solicitó el privilegio de ser población, un hito histórico que logró mantener durante 60 convulsos años en los que "Campanar tuvo 42 alcaldes, pero en los que se organizó el territorio de la población como el "Camí del Pouet", el "Camí del Molí de la Marquesa", el "Carrer Major" o el "Carrer dels Ports"". Dos decisiones urbanísticas marcarían el principio del fin de la debacle urbanística de Campanar que consumaría el franquismo y remataría la democracia: la decisión del gobernador civil Cirilo Amorós en 1865 de derribar las murallas de la ciudad, para combatir la gran masa de parados que creó la crisis de la filoxera, en la que el propio Cirilo Amorós ordenó arrancar todas las moreras, lo que arruinó la fabricación de seda", explicó Pérez Lluch. Y la construcción del puente de Campanar en 1925, por impulso del alcalde Carlos Sousa Álvarez, el marqués de Sotelo, que "supuso el primer zarpazo a la huerta de Campanar". El urbanismo descontrolado del franquismo y la voracidad del urbanismo salvaje de los años 90 y 2000 del siglo XX acabaron de arrasar enclaves históricos de huerta como la Partida del Pouet, (de la que hoy sólo queda una placa) pese a que albergó alquerías con tapiales desde el siglo XIII hasta el XVIII. Sólo en una ocasión, como contó el arquitecto Antonio Tormo, se cambió un plan parcial (el del sector PRR-12 Campanar Sur) en 1997 para respetar la "Alquería de Puchades" que se salvó de la piqueta y rehabilitó.

La última barbarie se cometió hace un año con la Alquería de Nel·lo el Xurro, que albergaba una puerta tardogótica del siglo XV, y que se derribó pese a que era bien de relevancia local, explicó el arqueólogo Víctor Algarra. Aún queda un pequeño reducto, la Partida de Dalt, "con un pedazo de huerta por el que se debe luchar" y que alberga les Llengües de Roig, el Molí dels Flares (con su mural del asedio a la fortaleza de Salzes del siglo XVII abandonado a su suerte9 y el Molí de Llobera, además de las alquerías de Valero y Lleonart", reivindicó Algarra. Campanar remata su patrimonio con el campanario construido por José Mínguez (el hijo bastardo del arquitecto Juan Pérez Castiel) en 1741, según contó el arquitecto Francisco Juan Vidal, autor de una tesis doctoral sobre Mínguez.

Algunas de estas alquerías y viviendas antiguas del centro histórico de Campanar son las que han elegido los alumnos del Taller 15 para realizar "un levantamiento gráfico de las casas o alquerías, dibujarlas y analizarlas constructivamente para detectar los daños patológicos que podían afectarlas, estudiar la cerámica o madera utilizada en su construcción, y sugerir, en algunos casos, un proyecto de rehabilitación o un cambio de uso diferente al actual", explica Carmen Cárcel, profesora de la Escuela de Ingeniería de la Edificación. Los trabajos podrán servir para "idear un plan estratégico de gestión sobre este patrimonio" y forman parte de "un convenio de colaboración entre la UPV y la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia" que se puede extender a otros barrios históricos de Valencia.

Las charlas continúan hoy, a partir de las 18 horas en el Centro de Mayores de Campanar, con la propuesta del Cámping de Dalt de Joan Ribó (Compromís), el papel de las fábricas de papel en Campanar y una charla de Amigos de Valencia Antiga.