Una de las médicas que atendía a Dolors Carrasquilla, Isabel Mas, la ha abandonado por desoír su consejo de abandonar la huelga de hambre y de hospitalización.

Dolors lleva en huelga de hambre desde el 10 de marzo y encadenada en la Plaza de la Virgen desde el 6. El motivo inicial de su protesta es volver a ser declarada incapacitada de gran invalidez. Este grado se le rebajó cuando llegó a Valencia procedente de Lleida y con la rebaja de nomeclatura también se recortó su pensión en 300 euros. Ahora, con una pensión de 700 euros paga un alquiler de 365 y alimenta las bocas de sus dos hijos y de la pareja de uno de ellos, además de pagar algunos de sus medicamentos. La enfermedad que padece es osteomelitis crónica, una infección en los huesos por la que se ha sometido a 35 operaciones.

El otro médico que atiende a Carrasquilla de forma desinteresada es Juan Carlos Falcó. Éste comparte la opinión de la facultativa que ha abandonado y suscribe que la vida de la dependiente corre «serio peligro», aunque afirma que no es necesaria la hospitalización urgente. Falcó, médico del SAMU, hace el seguimiento de la salud de Dolors cuando termina las guardias.

La renuncia de Isabel Mas ha sido compensada por el apoyo a la dependiente de otros dos médicos, que ayudarán en su labor al doctor Falcó. Este facultativo opina que por el momento la huelga de hambre puede continuar, pero «en cuatro o cinco días como máximo debería abandonar» y asegura: «la huelga de hambre podría tener consecuencias irreversibles para su salud y secuelas para toda la vida».

Dolors Carrasquilla ha agradecido los servicios prestados por ambos médicos de forma desinteresada y entiende la preocupación, aunque ha pedido comprensión sobre su decisión de mantenerse firme en no abandonar la huelga de hambre.

El historial según el INSS

Según la Delegación de Gobierno, de la que depende el INSS de Valencia, en 1995 Dolors, residente en Lleida, recibió la situación de incapacidad permanente en el grado total. En 2002, pidió una revisión de grado y como su enfermedad se había agravado, le concedieron la incapacidad permanente absoluta, un grado superior. En 2009, siete años después, Dolors volvió a pedir una revisión por posible agravación. Su grado de incapacidad había aumentado y se le reconoció el de gran invalidez, pero se estableció un plazo para la revisión de este por previsible mejoría.

En 2010, Dolors se instaló en el Puerto de Sagunto y pidió el traslado de su pensión al INSS de Valencia. Meses más tarde la citaron a reconocimiento y el equipo de valoración consideró que la paciente había mejorado, así que rebajaron su grado de incapacidad de gran invalidez a absoluta. Poco después, en abril de 2011, la mujer reclamó contra esa resolución pero se desestimó.

El 4 de marzo de 2013, la mujer solicitó una revisión al INSS y el 6 por la mañana se encadenó a la verja de la Plaza de la Virgen. Esa tarde le comunicaron que al día siguiente sería recibida por la directora provincial del INSS, quién le comunicó que se le daría cita de inmediato. Cinco días más tarde, el día que empezó la huelga , Dolors fue evaluada por el equipo de valoración de incapacidades.