La gran cúpula que corona la Iglesia de las Escuelas Pías (Escolapios) ha entrado en un proceso de deterioro tal que tiene que estar rodeada por una malla de tela para contener los desprendimientos de tejas, cornisas y nervaduras. Su rehabilitación, por la que los Padres Escolapios llevan años luchando, no acaba de llegar y el estado de la cúpula se ha convertido ya en un problema de seguridad para el recinto y las personas, según admitieron en la propia institución.

El complejo de la Escuelas Pías (calle Carniceros, número 6) comenzó a levantarse en el siglo XVIII, primero el convento y el colegio (1739-1742) y posteriormente la Iglesia (1767-1773). Del conjunto cabe destacar su fachada barroca y la iglesia, declarada Monumento Histórico Artístico en el año 1982.

Su elemento más visible, no obstante, es la gran cúpula que corona la iglesia, que tiene 24, 5 metros de diámetro y eleva su arco hasta los 40 metros de altura. Es la más grandes de España junto con la de San Francisco el Grande, de Madrid, y está entre las tres o cuatro más imponentes de Europa, según constatan todos los tratados de arte.

Tan emblemática cúpula, sin embargo, atraviesa momentos difíciles. También el conjunto de la iglesia. Desde hace unos años sufre un deterioro imparable que se acrecienta cada vez que hay temporales de lluvia y viento. Sus tejas centenarias, de color azul en el conjunto y blancas en las nervaduras, suelen desprenderse, generan filtraciones de agua, y se han abierto grietas en la estructura, lo que ha obligado a tomar medidas.

Todo el perímetro de la cúpula, a la altura de la cornisa exterior, está rodeada con una malla para contener posibles desprendimientos y evitar problemas de seguridad en los edificios colindantes y en el propio recinto, tal como aseguraron ayer fuentes de la institución.

Buscando dinero

Al parecer, los Padres Escolapios han buscado fórmulas para acometer la rehabilitación integral de la parroquia, muy deteriorada también por el paso del tiempo. Llevan una década intentándolo con entidades privadas y con administraciones públicas, bien por la vía del mecenazgo o acogiéndose al 1% cultural, que precisa de la mediación del Ayuntamiento de Valencia o de la Generalitat Valenciana.

Su apuesta, no obstante, no ha tenido resultados reales de momento y el deterioro va en aumento. Lo más urgente es renovar el tejado, cambiar las tejas rotas y fijar las que se han desprendido. Sólo de esta forma pueden evitarse las filtraciones de agua e impedir el deterioro de la estructura, en la que también se abrieron grietas importantes.

Para ello se necesita alrededor de medio millón de euros. El resto de los trabajos podrían organizarse en fases y aplazarse en el tiempo, algo en lo que ya trabajan los responsables Escolapios.

Obras anteriores

Hasta ahora, todas las obras llevadas a cabo en el complejo han sido parciales y en ocasiones urgentes. La más importante la realizó la Generalitat Valenciana en el año 1992 y afectó exclusivamente al colegio, donde cursan estudios varios centenares de escolares desde Infantil hasta Bachillerato. De estas obras se benefició incluso la fachada, incluidas las imágenes que la dominan.

En el año 2009 se restauraron los frescos del altar, obra de José Vergara. Y también se ha intervenido sobre la linterna que corona la gran cúpula, que tuvo que ser protegida temporalmente para evitar que entrara el agua en el conjunto, el mayor de los problemas a los que se enfrenta toda la estructura.

Un monumento funerario al estilo del Panteón de Roma

La Iglesia de las Escuelas Pías de Valencia, además de recinto religioso de estilo barroco, es una gigantesca estructura fúnefre muy similar al Panteón de Roma, prototipo de tumbas y mausoleos desde la antigüedad. De hecho, su construcción junto al colegio de la calle Carniceros obedece a la idea de perpetuar la memoria de los escolapios ilustres. Es más, muy al gusto del último tercio del siglo XVIII y el primero del XIX, este gran espacio circular fue el marco escenográfico preferido por las instituciones valencianas para celebrar exequias con motivo de la muerte de personajes regios e ilustres. Sus columnas, altares, capillas y bovedas son ahora, sin embargo, pasto de las filtraciones, humedades y deterioro general, un problema que dos siglos y medio después de su construcción los responsables del recinto no pueden atajar.