El exalcalde de Valencia Ricard Pérez Casado demostró ayer que todavía tiene tirón entre el progresismo de la ciudad y llenó la sala más grande de la Feria del Libro en la presentación Viaje de ida. Memorias políticas 1977-2007, cuyo contenido fue adelantado el domingo y el lunes por Levante-EMV. Como se encargó de recordar el propio Pérez Casado, el libro hace un repaso de sus años como edil en Valencia y, sobre todo, da buena cuenta del socialismo valenciano, proyecto al que todavía pertenece pese "a las intrigas" y a "que no ha salido bien".

Compañeros de partido en la actualidad y en el pasado, ninguno de la actual dirección, y profesores de la Universitat de València como Josep Sorribes o Josep Vicent Boira estuvieron entre el público. La familia de Izquierda Socialista, la única que sale indemne de la mordaz pluma del exedil, estuvo ampliamente representada por la exdiputada y miembro del Consell Valencià de Cultura Anna Noguera, el actual diputado autonómico Juan Soto y Pepa Pellicer.

De su equipo en el consistorio estuvo José Manuel Alcañiz, el abogado Antonio Pérez Gil y el arquitecto Armando Llopis. Su mujer Júlia también le acompañó.

El catedrático de Geografía Humana de la Universitat de València y excandidato fallido del PSPV, Joan Romero, fue el encargado de presentar al autor y su obra. Romero destacó de Pérez Casado su defensa de la cultura y denunció la campaña de desprestigio que su partido le organizó. "Y en 1988, soledad, ingratitud, un intento de silenciar y de convertirlo en el alcalde sin nombre. Una actitud memoricida de propios y extraños", sentenció Romero, en un mensaje más dirigido a los propios, que a los extraños.

Romero, contando numerosas anécdotas del libro, aseguró que la dirección nacional del PSPV realizó una campaña de "hostigamiento permanente". "El problema es que las cosas tres décadas después siguen siendo como antes", afirmó Romero. No dio nombres, pero las presencias y las ausencias evidenciaban para quién era el recado.

Pérez Casado realizó una intervención breve. Explicó por qué ha titulado el libro Viaje de ida, "porque este país está lleno de gente que está de vuelta de todo y no ha ido a ningún lugar". "Cuando las cosas están mal hay dos opciones, arrimar el hombro o pasar. Y yo estoy en la primera opción", defendió.