Desde los tiempos del «Me duele España» de Unamuno queda claro que cualquier crisis económica e institucional lleva aparejada un decaimiento de la exaltación patriótica. Esta pertinaz recesión ha hecho que en los dos últimos años, junto a la desafección política, se reduzca en diez puntos el porcentaje de valencianos «muy orgullosos» de serlo, pasando del 50 % en el barómetro autonómico del CIS de 2010, al 40 % de la última encuesta.

El sentimiento españolista también se resiente, más si cabe, pasando del 58 % de hace tres años (en plena euforia futbolera con ´la roja´) al 46,7 % actual. De hecho, el conjunto de valencianos que se siente «muy orgulloso» u «orgulloso» de serlo ha bajado en los últimos meses en cinco puntos y medio. Y sube en más de cinco puntos el total de los que se siente poco o nada preciados de pertenecer a España.

El desencanto identitario, con todo, no va acompañado de un aumento de posiciones estrictamente valencianistas. Se reduce el grupo de los que se sienten sólo españoles (-2,7%), pero el de los que se sienten únicamente valencianos apenas crece medio punto hasta el 2 %, muy lejos de otros territorios con (o incluso sin) lengua propia.

En este contexto, los afectos identitarios parecen encontrar su refugio en el entorno más próximo, el poble. Preguntados por el grado de identificación con su ciudad, provincia, comunidad, país, etc, el 44, 4 % dice sentirse muy cercanos a su pueblo o ciudad. Es un porcentaje mayor al de la Comunitat Valenciana, con quien se sienten muy identificados el 40, 6 %. El 4,4 % no se siente nada respecto al antiguo Regne de València. La provincia, quizá por los datos de Castelló y Alicante, levanta más entusiasmo que la autonomía.

Por otro lado, podría decirse que los valencianos son euroescépticos. Cuestionados por Europa, el 7, 1 % no comparten ninguna pertenencia, mientras sólo el 17,8 % se declara muy identificado. De hecho, hay más valencianos cercanos a la «humanidad en su conjunto» que a Europa o los pueblos iberoamericanos.

De un modo u otro, en Valencia, con la crisis, gana España. El discurso recentralizador que culpa principalmente a las autonomías de la situación ha ganado muchos adeptos en sólo dos años. El grupo de partidarios de un Estado sin autonomías casi se ha duplicado en unos meses (del 18,3 % de 2010 al 30, 6 actual). De hecho, se dispara el número de los que quiere reducir la autonomía de los valencianos del 23 % al 39, 6 %. Hoy por hoy, el manido consenso de la transición se da por superado: casi la mitad cree que desde que existe el Estado autonómico las diferencias entre territorios «han tendido a aumentar». Y la desconfianza en la Generalitat como catalizador de aspiraciones políticas es evidente: la mayoría (37,5 %) de valencianos cree que la relación del Consell frente al Gobierno es de subordinación.

Situación socioeconómica, la mitad de las familias ingresa menos de 1.200 euros al mes

El CIS acaba de poner cifras a lo que ya era una evidencia: la delicada situación económica por la que atraviesan los hogares valencianos. El último barómetro (elaborado entre septiembre y octubre de 2012) ofrece dos indicadores que evidencian la debilidad de las economías domésticas valencianas. Una de cada dos familias (49,4 %) tienen que hacer frente a sus gastos con menos de 1.200 euros al mes. La situación es más grave todavía para el 29,6% de hogares que ven menguar esa cifra hasta menos de los 900 euros mensuales.

Quizá por eso, el barómetro revela que el 32,7% de los ciudadanos considera mala o muy mala su situación económica personal, frente al exiguo 0,8% o el 19,5% que la ve muy buena o buena, respectivamente. El CIS también evidencia la precariedad laboral que viven cientos de ciudadanos en tierras valencianas. En plena época de recortes tanto en el sector público como en el privado, el 28,1% de los encuestados respondió que su trabajo actual o el último que desempeñó es o fue de carácter eventual o interino. Sólo el 2,8% dijo ser empresario profesional con asalariados a su cargo, mientras que el 54,9% tenía firmado un contrato indefinido en distintas empresas privadas o públicas. Por sectores, el comercio se lleva la palma. El 15,2% de los encuestados afirmó estar empleado o regentar un establecimiento. También resulta llamativo el porcentaje de ciudadanos que se dedican a la agricultura y la ganadería. a. fernández valencia