Los museos, reclamo y escaparate turístico de primer orden para las ciudades, viven horas bajas en Valencia y no tanto por la bajada de visitantes como por la falta de recursos para mantenerlos en condiciones apropiadas para los visitantes. Las quejas de los usuarios en los museos municipales de última generación donde la participación activa del público y las nuevas tecnologías forman parte esencial de las exposiciones como es el caso del Museu d´Història, el Museo de Ciencias Naturales y el Centro Arqueológico de la Almoina son cada vez más frecuentes. El motivo no es otro que las continuas averías de los montajes audiovisuales y de los módulos interactivos, que en algunos casos llevan meses e incluso años sin funcionar.

Proyecciones que no funcionan, máquinas interactivas «fuera de uso» , audiovisuales que no hay manera de conectar, pantallas donde sólo se ve un fundido en negro y el letrero «no signal» y auriculares sin sonido con el cartel de «estamos trabajando para repararlo» es lo que se encuentran muchos usuarios de los museos de la ciudad en la visita a los museos.

En el Museo de Ciencas Naturales, ubicado en Viveros, el 60 % de los equipos audiovisuales está inoperativo; el porcentaje es similar si no mayor en el Museu de la Ciudad, que este año celebra su décimo aniversario; en el Centro Arqueológico de la Almoina, donde se conservan las ruinas de la ciudad fundacional, al margen del problema crónico de goteras que afecta sobre todo a las termas romanas, no funcionan los tornos de entrada y hay seis de los aproxidamente 20 audiovisuales del museo que no están operativos.

En tiempo de penuria económica la cultura es más que nunca la hermana pobre de los presupuestos de las administraciones. Los responsables de los museos son conscientes de que hay necesidades más urgentes pero les preocupa la mala imagen que se está dando al turismo, uno de los motores clave de la economía valenciana.

Las quejas de los usuarios por las pésimas condiciones de mantenimiento de algunos museos echan leña al fuego de la sangría constante de visitantes por el descenso de los grupos escolares.

Según ha sabido este diario, los museos de la ciudad no tienen presupuesto ni personal para mantener las exposiciones interactivas. Si un aparato se estropea se cuelga el cartel de «out of service» y poco más porque no hay posibilidad de repararlos, apunta el responsable de un museo que prefiere mantener el anonimato. Otra solución, en el caso de tener fondos museísticos de los que echar mano, es quitar la máquina estropeada y montar una exposición convencional.

El Ayuntamiento de Valencia ha destinado este año 251.000 euros para mantenimiento de los bienes de los museos, al margen de los 834.000 euros destinados a vigilancia. Por el cobro de entradas, el consistorio tiene previsto ingresar 130.000 euros.

Los problemas de mantenimiento, no obstante no afectan sólo a los museos municipales. Aunque la diferencia de presupuesto en relación a los museos que gestionar el ayuntamiento es abismal, la crisis y los recortes también están haciendo mella en el Museo Príncipe Felipe, dependiente de la Generalitat, un museo cien por cien interactivo dedicado a la divulgación científica.

El Príncipe Felipe es una sucesión de aparatos, máquinas de experimentos y modulos interactivos. El público tiene que tocar y palpar lo que allí se expone lo que implica un continuo trabajo de reparación y mantenimiento. Fuentes del museo admitieron recortes en mantenimiento si bien apuntaron que el porcentaje de aparatos averiados es del 5 % y «se repara con bastante rapidez».