Muchas son las circunstancias que concurren en la celebración del Día del Orgullo Gay en Valencia y todas apuntan a que será un desfile con pocas carrozas y mucha exhibición festiva a pie de calle. Las polémicas tarifas impuestas por la organización, la guerra empresarial abierta entre algunos locales y los recortes económicos que sufren las entidades participantes han hecho que muchas de ellas no acudan o lo hagan sin vehículo.

Para empezar, seis locales de ambiente de Valencia han anunciado que no participarán en el desfile del próximo sábado por discrepancias con la imposición de una tarifa para salir en la manifestación, tarifa que oscila entre los 50 y los 250 euros según el número de anunciantes y el uso o no de vehículo. Denuncian, así mismo, la participación de una empresa organizadora de fiestas esporádicas que, en su opinión, no defiende los intereses de los homosexuales durante todo el año, como se ha exigido siempre. «Una guerra empresarial», lo llamó Mar Ortega, coordinadora de Lambda.

Por otro lado, la Asociación Gay Valencia LGTB anunció ayer que tampoco participará en la manifestación por discrepancias con las tarifas, que este año serán de 50 euros incluso para las organizaciones que vayan a pie y que en su caso, que suelen llevar un camión de un eje, sube a 100 euros.

José Llobregat, presidente de la entidad, cree que los organizadores «se han pasado para los tiempos que corren» y así se lo han hecho saber. «Esto se les ha ido de las manos, porque antes era un donativo que se acordaba con ellos y este año lo han convertido en una tarifa de empresa», dijo.

El dinero lo destinarán a otros fines sociales y aunque apoyan la parte reivindicativa de la marcha, este año titulada «jóvenes sin armario», ya han tomado la decisión de no ir.

Recortes económicos

En realidad la economía, o mejor dicho, la mala economía, lo está cambiando todo. Ya se vio el año pasado y se está haciendo especialmente visible en éste. Según Mar Ortega, hay muchas organizaciones que no tienen recursos para pagar un camión y los seguros de quienes los ocupan, por lo que han decidido comparecer a pie. Entre esas organizaciones hay entidades sindicales y políticas. Por ejemplo, UGT y Compromís, que acudía con vehículos, este año no lo harán. Estará en la manifestación, pero todos a pie. El único que ha invertido los términos ha sido el Partido Socialista, cuyos jóvenes no salieron el año pasado con vehículo y este año han anunciado que sí lo utilizarán.