Aunque no hay constancia de que la extraña luz sobre el mausoleo de los Risueño-Ortiz sea la primera de la ciudad, sí es una de las primeras. La Sociedad Valenciana de Electricidad inauguró el alumbrado eléctrico en 1882. Las primeras luces iluminaron la tienda de Conejos en la calle San Vicente, donde iban, casi en peregrinación, los vecinos de la ciudad y sus alrededores para ver esa misteriosa luz. Más tarde, en 1906, llegó el alumbrado público al Grao y la Alameda, así como los primeros conciertos musicales en el paseo. Pero fue con motivo de la Exposición Regional, en 1909, cuando la ciudad comenzó a aplicar de manera generalizada el alumbrado público con luz eléctrica en las calles. Antes lo había a gas, desde principios del siglo XIX, aunque pronto la electricidad desbancó la antigua iluminación. Á. S. Valencia