La torre de Ripalda, más conocida como la Pagoda, será sometida a una profunda y costosa restauración de las fachadas. El pasado mes de agosto se colocarony vallas de protección en todo el perímetro de esta exclusiva finca residencial del Llano del Real, así como mallas en los balcones tras registrarse desprendimientos de los ladrillos de las amplias jardineras que decoran los balcones a la vía pública.

La Pagoda es un edificio singular construido hace 46 años como icono arquitectónico de la operación inmobiliaria promovida en los años 60 en el Pla del Reial tras el traslado de la Feria de Muestras a Benimámet. La torre de Ripalda es, según destaca la Guía de Valencia del Colegio Territorial de Arquitectos (CTAV), "la obra que con mayor acierto ha sabido plasmar la euforia constructiva desarrollada por la pujante burguesía valenciana del momento"

Las viviendas de la Pagoda están catalogadas como de "gran lujo", tienen entre 90 y 300 m2 de superficie, dobles accesos, amplias zonas de estar ligada a profundas solanas, un elevado número de dormitorios y grandes cocinas con estancias privadas para el servicio doméstico.

Sus propietarios tendrán que asumir ahora una importante derrama para reparar las fachadas. Tras detectarse la caída de cascotes, especialmente de las plantas más altas, los propietarios optaron por vallar el perímetro, lo que a la vez que protege a los viandantes no deja de ser molesto puesto que las protecciones metálicas invaden toda la aceras debido al amplio vuelo de los balcones de la Pagoda. Los peatones se ven obligados a bajar al carril-bici e incluso a andar directamente por el asfalto, con el riesgo de atropello que ello implica, para poder atravesar la zona.

Fuentes de la comunidad de propietarios apuntaron que todavía no está aprobado el proyecto de restauración. Los propietarios han esperado a la vuelta de las vacaciones para convocar reuniones y tomar una decisión sobre el alcance de la intervención y el presupuesto.

La Pagoda se construyó en los terrenos del Palacio de Ripalda (1890), cuya fisonomía neogótica caracterizó durante años la Alameda. El palacio, que se había convertido en una carga para los herederos de la condesa de Ripalda, fue derribado para dar paso a las nuevas promociones. En la Pagoda, una operación muy rentable para sus impulsores, residen algunos de los descendientes de la condesa de Ripalda, vinculados a los Trénor y a los condes de Berbedel. También han residido personajes ilustres como el ex presidente Eduardo Zaplana.

La Pagoda en la actualidad parece acusar también los efectos de la crisis ya que varios de sus amplios bajos y locales de oficinas están cerrados y con el cartel de "se alquila". La obra de restauración de las fachadas no facilitará el alquiler de los locales ya que las vallas de protección impiden casi por completo el acceso a algunos de ellos. Incluso el ficus de la calle Monforte, el último recuerdo del jardín del Palacio de Ripalda, está cercado por las vallas.