La retirada paulatina, a base de sierra radial y martillazos, de la cubierta del pasaje Doctor Serra empieza a dejar pasar la luz en esta céntrica galería pegada a la plaza de Toros y objeto de un proyecto para renovar su imagen impulsado por la Diputación de Valencia.

Un operario avanzaba ayer en la retirada la cubierta, colocada con carácter provisional hace medio siglo y que con los años se ha ido degradando, un proceso agravado por una plaga de palomas que ha puesto al límite la paciencia de comerciantes y vecinos. Ayudado de una grúa de cesta, el operario cortaba con la radial la cubierta dejando caer las piezas a plomo al suelo, lo que provoca un intenso ruido y levanta grandes cantidades de polvo. Afectados y numerosos curiosos no pierden estos días detalle del desmontaje no exento de complicación dada la altura de la cubierta.

Para no tener que cerrar el pasaje y poder mantener la actividad de los comercios y las visitas al Museo Taurino, la Diputación ha hecho un montaje de lonas y andamios de protección que sólo permiten el paso por un estrecho túnel habilitado en un extremo del pasaje. "Hemos pasado de ser la boca del lobo, al túnel del tiempo", apuntaba ayer con ironía uno de los comerciantes del pasaje preocupado por la caída de ventas que están trayendo las obras.

"Aquí ahora no entra nadie", asegura el dependiente de Doctor Cogollo, un establecimiento dedicado a la venta de marihuana para cultivar. Los extranjeros, especialmente, ingleses eran su principal clientela porque en su país este tipo de tiendas está prohibido. "Ahora se asoman al pasaje, ven cómo está todo y se marchan", se lamenta.

Los comerciantes y vecinos del pasaje llevaban años reclamando que se dignificara el pasaje, que se iluminara y se limpiase con regularidad. Ahora se quejan de la falta de información sobre los plazos de inicio y finalización de la obra y dudan de la solución urbanística abierta y sin la protección de la cubierta. Muchos se fueron de vacaciones confiados en que la obra empezaría en octubre y al volver se han encontrado con la obra.

La dueña de una zapatería del pasaje asegura que cuando quitaron el falso techo empezó a caer de todo, sobre todo palomas muertas. Se queja del polvo, la suciedad y el mal olor por la acumulación de excremento de paloma y apunta con preocupación que "no sabemos que estamos respirando". "Hay quien está utilizando mascarillas porque no quiere tragar más porquería",añade. Muchos piensan que el pasaje debería haberse cerrado mientras duraban las obras para evitar al menos que el género se dañe por culpa del polvo y la suciedad.

El plazo previsto de duración de las obras es de cuatro meses, pero los comerciantes temen que se alarguen porque también se tienen que abrir zanjas para llevar los servicios de electricidad al centro comercial planificado en el solar de un antiguo aparcamiento en superfici, justo al lado del pasaje. Los comercios de toda la vida de la galería confían en resistir pero otros ya piensan en traspasar o vender el negocio.