La Policía Local de Valencia celebró ayer una junta de mandos para fijar el protocolo de actuación respecto a la nueva ordenanza de prostitución, que ya ha entrado en vigor. A lo largo de la semana, además, se realizarán reuniones en todos los distritos para informar a los agentes de la forma de actuar, de manera que al menos en los próximos días no habrá presión, más allá de la puramente informativa, contra las prostitutas o los clientes, dijeron fuentes municipales.

La nueva ordenanza de prostitución fue aprobada en el último pleno del mes de julio con los votos favorables del PP y el PSPV, que han sido los partidos que desde un principio han negociado la puesta en marcha y la redacción del citado texto. Votaron en contra Compromís y Esquerra Unida, que al igual que la Federación de Asociaciones de Vecinos se han opuesto al proyecto desde el primer momento, por considerarla poco social y por haber sido excluidos de las negociaciones.

Su publicación a mediados del mes de agosto en el Boletín Oficial de la Provincia fue el último trámite antes de entrar en vigor, hecho que se produjo finalmente ayer. Según el texto, los clientes de las prostitutas pueden ser sancionados con cantidades que oscilan entre los 300 y los 2.000 euros, mientras que las meretrices quedarán exentas de cualquier tipo de sanción y podrán acogerse a planes municipales de inserción social y laboral. Este es, precisamente, el hecho diferencial de la ordenanza, según han destacado sus promotores.

También habrá de retirarse de forma inmediata toda publicidad en la vía pública que incite al consumo de sexo.

Todo ello, no obstante, parece que tendrá que esperar al menos unos días, probablemente lo que queda de semana, pues la Policía Local está diseñando el protocolo de actuación para que los agentes sepan cómo actuar y no haya disparidad de criterios. Ayer se celebró una junta de mandos y en los próximos días habrá reuniones en todos los distritos de la ciudad. En principio, el barrio más afectado es el de Velluters, donde está el denominado barrio chino. Sus vecinos han sido quienes más han presionado para que se hiciera esta ordenanza, hasta el punto de desvincularse de la federación vecinal y dar su apoyo al texto.