Le deseo lo mejor al equipo que gane las elecciones a la directiva del Gremio de Artistas Falleros. Lo va a necesitar porque tendrá el difícil cometido de defender a un colectivo cargado de problemas. Las elecciones son un reflejo del atraso estructural de este colectivo. Y, en ese sentido, me llama la atención un detalle, que sólo es un detalle, pero que habla por sí sólo: las elecciones son con voto presencial. Eso tendría razón de ser hace 30 años, cuando casi todos los profesionales trabajaban en las naves de la Ciudad Fallera. Pero ahora, con la dispersión de talleres, es incómodo, inviable e incomprensible.

Pongamos un caso práctico: que Pere Baenas venga a depositar su voto le sale al muchacho por un pico entre la gasolina de 130 kilómetros, dos peajes y si se toma algo. Por un voto.

Me sorprenden todos: la directiva gremial, que mira que ha tenido tiempo para reparar en esto y no en, por ejemplo, tener tanta prisa en dar un Ninot d'Or al concejal Lledó que ni era sitio ni momento. Y me sorprende el colectivo de artistas, que no lo puso sobre la mesa de ninguna asamblea. Reflejo de la abulia y la falta de espíritu de equipo.

Por la experiencia con las federaciones deportivas sé que el voto por correo lo carga el diablo. Pero es una herramienta necesaria porque los tiempos que corren y que requieren de la participación activa de todos.