La Policía Local de Valencia procedió ayer al desalojo de un asentamiento rumano del barrio de Malilla en el que se habían instalado unas doscientas personas. Estos desalojos se producen en un momento de gran tensión entre los inmigrantes y los vecinos de la zona, que les acusan de generar suciedad e inseguridad. En los próximos meses, de hecho, podrían producirse nuevas intervenciones en la media docena de ocupaciones que quedan en el barrio.

El lugar donde se intervino ayer está situado al final de la calle Juan Ramón Jiménez, frente al nuevo hospital la Fe. Allí hay tres grandes construcciones -Casa Caracol, Forn de la Solà y La Peregrina- que habían sido ocupadas por inmigrantes rumanos dedicados a la chatarra y, ahora, a la venta de papel. La Policía Local calcula que en todo el asentamiento se hacinaban unas doscientas personas, incluidas numerosas familias con niños que se habían repartido las estancias principales haciendo pequeñas chabolas interiores.

La intervención se produjo, según las mismas fuentes, a instancias de Malilla 2000, que es el agente urbanizador del PAI de Malilla y que trasladaba al ayuntamiento, según la policía, la presión que a ellos les llegaba de los vecinos. No obstante, no se trató de un desalojo al uso, sino de una expulsión. En vez de entrar por la fuerza y detenerles, la Policía Local les había dado dos semanas de plazo para que salieran de allí, plazo que expiraba ayer ya con apenas unas docenas de residentes en el interior. Al parecer, algunos se han marchado a su país y otros, como dijeron ayer dos mujeres rumanas mientras recogían algunos enseres personales, tendrán que irse "a dormir a un parque". "Yo tengo tres hijas y no se qué voy a hacer. No entiendo por qué nos echan de aquí" decía una de ellas.

Y es que a medida que los inmigrantes fueron dejando las viviendas, un grupo de albañiles fue tapando las puertas y ventanas de las principales construcciones, asegurándose de que no volverían a ser ocupadas en los próximos días. Es más, según fuentes de la Policía Local, esta intervención podría repetirse más adelante en las otras ocupaciones ilegales del barrio, una de ellas situada junto al IES Pablo Neruda. El próximo jueves ya expira el plazo dado a varias familias que se han instalado en una casa situada a pocos metros de las desalojadas ayer. En este caso Malilla 2000 no había pedido nada, pero el dueño de la vivienda sí ha reclamado que la desalojaran lo mismo que al resto. "Yo le di permiso a una familia con un niño para que se metiera en mi casa, pero se ve que se han vuelto a Rumanía y ahora se ha metido un montón de gente a la que yo no les dije nada", relata.

La intervención policial, en general, fue bien acogida por los vecinos, que ahora estarán "más tranquilos", decían mientras observaban a los agentes. También echaban de menos una intervención de los servicios sociales "para ayudar a esta gente".