El profesor de Jardinería de la Universidad Politécnica de Valencia, José Francisco Ballester-Olmos desveló ayer en una conferencia ofrecida en el Museo de San Pío V algunas incógnitas que rodean la historia de la desaparecida alquería de Pontons, un edificio palaciego propiedad de un influyente canónigo que fue derribado en el siglo XX y del que apenas existe información. La residencia del canónigo, que contaba con un jardín barroco decorado con esculturas del artista genovés Ponzanelli, estuvo ubicada en lo que hoy es el centro urbano de Patraix.

Según la documentación recabada por Ballester-Olmos, l´Hort de Pontons fue un claro referente de la jardinería barroca valenciana de la que sólo queda un ejemplo en Valencia „y en muy mal estado„. Se trata de l´Hort de la alquería Julià, en Nou Moles. La finca del canónigo Pontons, un personaje muy influyente de la valencia del finales del siglo XVII, tenía una superficie de 20.000 metros cuadrados. El jardín de la mansión del canónigo „un opulento edificio que tenía salón del trono y estaba decorado con ricos tapices y obras de arte„ se articulaba en torno a un paseo central y estaba regado por la acequia de Favara. La zona más próxima a la casa sería la del jardín artístico, con cuatro cuadrantes que estaban presididos por las esculturas de Ponzanelli de Venus, Diana, Apolo y Plutón. Estas esculturas se encuentran en la actualidad en los Jardines del Real. A continuación, se encontraba la zona de huerto de frutales y plantas aromáticas y por último la zona de bosque. El centro del jardín, perfectamente delimitado por parterres y setos de boj, lo presidía la escultura del Tritón.

La Asociación de Vecinos de Patraix considera la alquería de Pontons y su «jardín versallesco» una pieza destacada de la historia del barrio. Lamentan que los restos arqueológicos de distintas épocas, los más antiguos del periodo romano, que han salido a la luz en el barrio hayan sido expoliados y se encuentren dispersos en distintos jardines de la ciudad. Los vecinos citan las esculturas de Ponzanelli de la fuente del Tritón de la Glorieta y el Neptuno del Parterre.

El Tritón es una de las obras escultóricas «más castigadas» por los actos vandálicos, destacó ayer el profesor Ballester-Olmos.

Los vecinos reclaman que al ayuntamiento y a la Conselleriria de Cultura la entrega al barrio una réplica de las esculturas «expoliadas» así como que se cumpla la promesa de colocar parte de los restos arqueológicos que se obtuvieron en las excavaciones del aparcamiento municipal de la calle Chiva en el jardín construido en superficie para recuperar la memoria histórica de la alquería.