Aunque es una de las ciudades más ruidosas y con mayor contaminación lumínica de Europa, Valencia se ha convertido en el ombligo del descanso científico y técnico del viejo continente, al haber sido designada como sede del Instituto Europeo del Sueño, ESCI (European Sleep Care Institut).

Los méritos de la elección son totalmente ajenos a las condiciones medioambientales del tejido urbano y se deben al buen hacer de un equipo de científicos y profesionales del sueño -cuatro- que pusieron en marcha hace dos años la primera "granja atrapatalentos" que coordina y unifica cualquier estudio y proyecto científico relacionado con el descanso, lo que en argot internacional se denomina una Patent Box (caja de patentes, en su traducción literal), según explicó a Levante-EMV el responsable de Innovación de ESCI e ingeniero industrial, Tomás Zamora, que precisó que es la primera Patent Box del mundo en el área del descanso.

Todo lo que tenga que ver con el descanso, ya sea una nueva tecnología, un invento anti insomnio o el tratamiento de alguno de los 60 trastornos que sobrevienen por un mal dormir -que sufre una de cada tres personas- entra en el marco de acción del Instituto Europeo del Sueño.

A pesar de que Valencia no es la urbe más idónea para tener un buen descanso, la concentración de empresas que fabrican somieres, colchones y tejidos de cama la convierten en un trampolín puntero e imprescindible del sector industrial y de las nuevas tecnologías del sueño.

Desde sistemas como el actígrafo, un tipo de reloj personal que controla el movimiento del individuo en la cama y durante el resto del día para evaluar su descanso, hasta colchones que llevan incorporada una determinada carga eléctrica que facilita el buen dormir.

Colchones que reducen la tensión

En estos momentos, el Instituto Europeo del Sueño estudia cómo se produce la muerte súbita del lactante (con una ayuda de un millón de euros de la UE) y ha lanzado un colchón que lleva una tecnología de nanoencapsulados que emiten unas moléculas (aniones) que tienen un electrón mas que al ser liberadas generan un ambiente calmo que ayuda a reducir la tensión arterial e induce estados profundos de relajación, según indicó Tomás Zamora.

Esta tecnología reproduce un ambiente natural de descanso, similar al que hay cerca de un lago o de un río. "Es lo contrario a lo que a veces se respira en espacios cerrados que generan cationes, que son las moléculas opuestas que propician estados de ansiedad, agresividad, picores en las mucosas...

Estas nanocápsulas van adheridas al tejido del colchón y se liberan o bien con el calor del cuerpo humano o por los movimientos que se realizan al dormir con un volumen de 600 a 3.000 unidades por centímetro cúbico. El colchón tiene una vida de ocho años. Zamora informó que empresas y multinacionales compran los derechos de uso y explotación de estas tecnologías con contratos de cesión para fabricarlas y distribuirlas por todo el mundo.