La Mesa del Turismo, un veterano lobby de empresas turísticas españolas que preside el ex ministro y promotor hotelero Abel Matutes, se reunió ayer en Valencia donde mantuvieron un almuerzo con la alcaldesa, Rita Barberá. En su encuentro en el edificio Veles e Vents de la Marina Real Juan Carlos I, la alcaldesa informó a los empresarios sus planes para el frente marítimo de la ciudad.

El vicepresidente de la Mesa del Turismo, el valenciano Vicente Blasco Infante, dueño de Viajes Europa Travel, explicó que los empresarios trasladaron a la regidora la necesidad de dar al desarrollo de la dársena "carácter prioritario" por la inversión realizada y su gran potencial.

Uno de los puntos flacos a la hora de explotar las posibilidades de la marina real es su mala conexión con la ciudad. "Valencia vive de espaldas al mar" y la remodelacion de la avenida del Puerto no ha conseguido acercar a los ciudadanos a las playas. Es la gran diferencia con otras ciudades como Barcelona que sí tienen vías principales que desembocan desde el centro al mar sin necesidad de coger un taxi o un autobús. Las agencias de viaje no pueden vender Valencia como destino de sol y playa porque no es una oferta real, apuntan fuentes del sector. Algunos hoteleros han puesto en servicio autobuses lanzadera desde el hotel hasta la playa pero el servicio no ha terminado de conectar con el cliente.

Otro intento de explotar el potencial turístico de las playas urbanas -las del parque natural de la Devesa sólo son accesibles en coche- es la creación de clubs de playa ("beach club") unas instalaciones que pueden funcionar como extensión a pie de playa de un hotel, bastante extendidas en ciudades como Marbella. El Consorcio Valencia 2007 ha hecho suya esta idea y tiene previsto poner en marcha varios clubs de playa con hamacas, sombrillas, servicio de barra y piscinas en la marina, en la zona ubicada entre el canal y la playa de la Malva-rosa.

El principal pero que ponen los empresarios turísticos a este tipo de instalaciones es que son "muy exclusivas" y quedan "fuera del alcance del turista de nivel adquisitivo medio", que es el que generalmente llena los hoteles de Valencia.

El vicepresidente de la Mesa del Turismo señaló como ejemplo de marinas urbanas San Francisco y Sidney que han aprovechado edificios antiguos para convertirlos en restaurantes, zonas de ocio y tiendas. Abogó por aplicar una solución similar en Valencia. Incluso propuso la construcción de un parque de atracciones infantil al estilo de Copenhague. Como sea, Blasco Infante abogó por plantear una oferta de restauración y ocio "de nivel pero sin ser excluyente y con precios razonables". Destacó que es importante, además, crear una "imagen corporativa potente como ha hecho Barcelona con el Port Vell".

Arqueología desconocida

En relación a la implantación de negocios en la marina, Blasco Infante se mostró partidario de moderar el canon de las concesiones ya que ha habido empresas que no han podido hacer frente a los pagos porque la marina todavía no ofrece una gran rentabilidad.

En relación a la visita al centro arqueológico de la Almoina, Blasco Infante subrayó que fue a propuesta de la fundación Turismo Valencia a la que pidieron que se organizara una visita para los representantes de la Mesa del Turismo distinta a los circuitos habituales del turista (Lonja, catedral y Ciudad de las Ciencias). Blasco Infante apuntó al respecto que los museos y la arqueología de la ciudad son "grandes desconocidos". Una arqueóloga municipal mostró a los empresarios las ruinas romanas de l'Almoina y les explicó las vicisitudes del lucernario y el porqué de la lona de plástico que cubre el lucernario del museo.