La Policía Local de Valencia cifró el «botellón» del pasado jueves en unas 600 personas en el entorno de la Marina Real. Pese a la masiva presencia de jóvenes, la Policía Local únicamente levantó 8 actas por consumo de alcohol en vía pública. Además, los agentes decomisaron 100 envases y detuvieron a dos personas por el robo de un bolso a unas turistas estadounidenses, tal como informaron ayer fuentes de la Policía Local. Durante toda la noche, varias patrullas, también de la Policía Nacional, recorrieron el puerto para disuadir a los jóvenes de beber alcohol en la calle.

A tenor de lo que aseguran varios taxistas que suelen trabajar en la zona, en una parada cercana donde acuden los jóvenes que quieren volver a casa, la presencia policial no disuade a los jóvenes de beber alcohol en grandes cantidades. Son los taxistas quienes, en muchos casos, tienen que llevar a sus casas a los participantes en el «botellón» que, tras una noche de fiesta, no pueden conducir.

«Muchas veces ves venir a gente a la que tienes que decirle que no pueden subir al taxi, por cómo van», explicaba el jueves un taxista, que aseguraba que se trata de casos en los que los amigos «la llevan casi a cuestas porque no puede andar». Algunos de estos conductores, a sabiendas de la situación con la que se pueden encontrar en una noche de fin de semana, llevan en el coche bolsas que ofrecen a quienes quieren vomitar.

Precisamente los vómitos son el principal problema al que se enfrentan los taxistas. «No te pagan la tapicería, las horas perdidas limpiando...», se lamentaba uno, mientras otro afirmaba que, si los pasajeros vomitan en el coche, «esa noche ya no puedes seguir trabajando».

Los jóvenes que toman un taxi, en ocasiones, mejoran, según los conductores, cuando abren las ventanas del coche y entrar el aire fresco. Otros, sin embargo, ni siquiera así consiguen despejarse. «Hubo una vez que vi a una tan mal que dije que llamaran a una ambulancia, yo no podía llevarla», explicaba ayer un taxista.

Ahora, cuando cierre hasta el verano que viene una conocida discoteca situada junto al puerto, el trabajo de los taxistas se trasladará al centro de la ciudad y al entorno de la plaza de Xúquer y de la calle Polo y Peylorón, otras frecuentadísimas zonas de «botellón» en la ciudad.

La Policía Local ha conseguido, gracias a una continuada presencia, eliminar el «botellón» en el campus de Tarongers, que se ha diseminado por varios puntos de la ciudad, incluidos los cercanos barrios de Benmaclet y San José. En cualquier caso, la medida que tomó la policía de vallar el campus e impedir la entrada a cualquiera que intentara acceder con bebidas dio sus frutos y el «botellón» que se formaba todos los fines de semana en época universitaria ha sido erradicado de ese conflictivo punto.