La optometrista Inmaculada Bueno Gimeno ha defendido recientemente en el Aula Maior del Campus de Valencia-Santa Úrsula de la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir» su tesis doctoral, en la que constata que «una córnea débil o que se deforma más fácilmente informa acerca de la posibilidad de aparición de ametropías, principalmente miopía, en niños y adolescentes».

En la tesis, titulada «Cambios anatómicos en el proceso de emetropización: influencia de las propiedades biomecánicas corneales y los parámetros anatómicos oculares», la investigadora valora si la resistencia corneal es un factor de riesgo para el desarrollo o aparición de defectos refractivos, especialmente miopía, sobre todo en la etapa comprendida entre los 6 y 8 años, que es cuando el niño alcanza la máxima agudeza visual.

Asimismo, la experta evalúa la relación entre la resistencia corneal y la configuración anatómica de la cabeza del nervio óptico y de la capa de fibras nerviosas de la retina, mediante métodos no invasivos. Para la realización del estudio, desarrollado en la Fundación Oftalmológica del Mediterráneo, Bueno ha llevado a cabo la evaluación de 293 niños sanos (135 niños y 158 niñas), con edades comprendidas entre los 6 y 17 años, divididos en tres grupos en función de la ametropía: emétropes (ausencia de defecto refractivo) como grupo control (99 niños), miopes (100 niños) e hipermétropes (94 niños).

Tal como detalla la optometrista, en todos los niños se examinaron las propiedades biomecánicas corneales (propiedades que nos dan información de la resistencia de la córnea), los parámetros oculares como la longitud axial (longitud del ojo) y el espesor corneal y la configuración anatómica del nervio óptico y de la capa de fibras nerviosas de la retina.

Así, la investigadora concluye que «la resistencia de las paredes oculares está alterada en miopes ya desde edades tempranas, y aún más en miopías elevadas, independientemente de la edad». También afirma que «la medida de esta resistencia de las paredes oculares a través de las propiedades biomecánicas corneales nos puede dar información acerca del riesgo del desarrollo de la miopía, sobre todo en el periodo comprendido entre los 6 y 10 años». Por otro lado, Bueno asegura que «las propiedades biomecánicas corneales se relacionan con el desarrollo del nervio óptico y capa de fibras nerviosas de la retina» y que «una disminución en los valores de éstas no sólo nos indican una reducción en la resistencia corneal, sino que también nos indican la existencia de un nervio óptico más fácilmente deformable, acompañado de un adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas de la retina, sobre todo en niños miopes».

La tesis ha sido dirigida por el Dr. Enrique España, de la Universitat de València.