El Ayuntamiento de Valencia amortizará el año que viene 136 puestos de trabajo, lo que viene a sumarse a los 230 previstos este año. Así lo ha aprobado la Concejalía de Personal con los votos favorables de UGT, STA y Spplb y la oposición de CSIF y CC OO, cuyos responsables temen por la calidad de los servicios públicos.

Según Ricardo Granell, secretario general de Comisiones Obreras, la amortización de puestos de trabajo (jubilaciones, fallecimientos o plazas vacantes que no se cubren) viene siendo una constante del ayuntamiento en los últimos años y afecta a prácticamente todos los servicios municipales, desde Educación, Medicina laboral, Pedanías, Bomberos o Fiestas hasta Parque Móvil, Juventud, Banda Municipal, Cambio Climático, Mercados, Urbanismo o Tesorería.

Una de las áreas más sensibles, según Granell, es la de Educación, donde se amortizarán el año que viene 13 plazas de profesores generalistas y subalternos. Y la más numerosa es la de personal administrativo, donde se perderán 32 puestos de trabajo.

El secretario general de Comisiones Obreras lamenta, sin embargo, que no se hayan eliminado las tres plazas de asesor que están vacantes, lo que demostraría que el criterio "no es técnico, sino ideológico".

Ni promoción ni traslados

De manera general, Ricardo Granell cree que el Ayuntamiento de Valencia está destruyendo empleo público y lo hace, además, "sin la posibilidad de debatir sus propuestas ni de rebajar el número de plazas afectadas". Entre las previsiones de este año y las del año que viene suman ya 366 puestos de trabajo, lo que hace que "el margen sea cada vez más estrecho".

"Cualquier posibilidad de reincorporación, promoción o traslado se ven mermados con esta destrucción de puestos de trabajo. Quedan cada vez menos plazas vacantes", dice, lo que puede "dificultar en gran medida las expectativas del mantenimiento y consolidación del empleo de personal interino".

Es más, "hay servicios donde no es posible cubrir todos los agujeros". En este sentido, Ricardo Granell se refirió a los subalternos de los colegios, los populares conserjes. Su reducción hace que la plantilla sea tan justa que a veces, cuando uno de ellos se pone enfermo, por ejemplo, el colegio se quede sin ese servicio o un único trabajador tenga que atender a varios centros educativos. "Los servicios son cada vez más precarios", afirma.