El Ayuntamiento de Valencia ha tenido que rebajar sus expectativas en el polideportivo de la Cros, ubicado en la exclusiva zona de la avenida de Francia y a pocos metros de la Ciudad de las Ciencias, aplicando un canon casi testimonial para atraer al mayor número posible de empresas al proceso de licitación. Entre los interesados figura el extenista valenciano Juan Carlos Ferrero que, tal como avanzó ayer Levante-EMV, aspira a convertir las instalaciones en una ciudad del tenis.

Pese a la rebaja del canon, las cargas que tendrá que asumir el adjudicatario no son pocas. Una en especial es uno de los factores disuasorios entre los posibles aspirantes al concurso y son los elevados costes de mantenimiento del antiguo edificio de la Cros, cuya estructura es íntegramente de madera. La madera es un material sensible a las inclemencias meteorológicas y obliga a realizar tratamientos de conservación periódicos, lo que encarecerá el coste del servicio.

El desembolso inicial que tendrá que hacer el licitador se estima en medio millón de euros. Se incluyen, por un lado, los 200.000 euros en obras pendientes de terminar después de que la anterior adjudicataria (Cleop) dejase la obra por dificultades económicas y, por otro, los cerca de 300.000 euros que se estima tendrá que hacer el adjudicatario para adaptar las instalaciones. Un desembolso elevado y más en tiempos de crisis al que habrá que sumar el coste de mantenimiento de la estructura de madera de las naves.

Otra de las pegas con las que se ha encontrado el ayuntamiento es que en este concurso no puede contar con las federaciones deportivas que gestionan algunos polideportivos municipales ya que éstas no entran en proyectos de obra y el polideportivo de la Cros está sin terminar.

El ayuntamiento ha invertido diez millones de euros a través del planE y del plan Confianza en la restauración de las naves -que durante años sufrieron el expolio y el abandono-. En origen había dos naves de madera pero dado el mal estado en que se encontraban las vigas de madera de una de ellas tuvieron que aprovecharse para reconstruir la otra.

El interés de Ferrero por el concurso de la Cros ha sido un balón de oxígeno para el concejal de Deportes, Cristobal Grau, que en los últimos meses se ha enfrentado a una renuncia en cadena de empresas gestoras de polideportivos municipales como los de Malilla y la Rambleta. Ferrero es promotor y director del Open 500 de tenis de Valencia para cuya organización recibe anualmente de la Generalitat 2,5 millones de euros.

A la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, le hubiera venido bien en estos momentos la oferta que hace 20 años le puso sobre la mesa el presidente de los promotores del PAI de la avenida de Francia y dueño de Urbem, José Pastor, quien le propuso convocar un concurso para restaurar las naves de madera de la Cros a cambio de una concesión administrativa a 25 años para explotarlas como polideportivo y zona comercial. Barberá, recién llegada a la alcaldía, descartó la propuesta de la iniciativa privada ante el recelo que entonces suscitaban las privatizaciones y gestiones indirectas de los servicios públicos. Más calor dio entonces el ayuntamiento a la petición del Arzobispado para la cesión de las naves de hormigón de la Cros anexas a las de madera que la Iglesia quería transformar en templo. El Arzobispado finalmente se hizo con las naves de hormigón vía permuta del solar de la Almoina. La iglesia de las naves industriales, dedicada a los mártires valencianos, se ha construido y ya funciona una parte.