El pleno de la Junta Central Fallera tomó ayer una decisión especialmente dura y con muy pocos precendentes en la fiesta: inhabilitar no ya a un ex presidente sino a los dos responsables económicos de una comisión hasta el pasado ejercicio: Carrera Malilla-Ingeniero Joaquín Benlloch. Los actuales responsables de la comisión los denunciaron por mala gestión económica y el pleno los ha suspendido con varios años de inhabilitación como falleros: tres en el caso del presidente y dos para la tesorera y el contador.

La sentencia, ante la que cabe recurso ante la asamblea de presidentes, la fundamentó la delegación de incidencias en las actuaciones practicadas. En concreto, al acabar el ejercicio, el presidente aseguró que la comisión tenía 7.000 euros de beneficio. Sin embargo, tras algunas averiguaciones de falleros de la misma a diferentes proveedores y al exigirle nuevamente los datos, el presidente reconoció una deuda de 48.900 euros.

La inhabilitación se aprobó pese a las objeciones de uno de los delegados de sector de Quatre Carreres, José Antonio Arenas, quien aseguraba que no se estaba dando suficiente información. A lo que Lledó replicó que «es algo que está tipificado en el reglamento fallero. No se valora cómo se ha producido un déficit, sino la gestión». El presidente y la tesorera sancionados, el matrimonio formado por Julián Caballero y Maribel Molina, son dos personas muy conocidas en la fiesta. Ambos han sido jurados de fallera mayor y corte de honor y a nadie escapa que son padres de la fallera mayor de 2011, Laura Caballero.

La sentencia no ha acabado de gustar en la comisión, que consideran benévola. El actual presidente, Fernando Zaragoza, asegura que «no es agradable para nadie, porque yo he sido amigo de Julián. Pero le tengo que acusar de faltar a la verdad, no llevar unas cuentas reales y hacer una gestión nefasta. Y está todo documentado. No es, como él dice, una caza de brujas». La clave habría sido «el exceso de presidencialismo. Y quizá todos somos responsables por permitirlo». Caballero y Molina ya no son falleros de la comisión, pero sí el contador, Miguel Ángel Moreno, «y está colaborando en esclarecer cómo hemos llegado a esto». También afeó la conducta del delegado de sector. «Se ha guiado por la amistad. Vamos a pedir su dimisión porque no nos representa, visto lo visto. Tenía perfectamente claros todos los datos».