El arquitecto Sandro Pons ha diseñado por encargo del grupo Compromís una propuesta alternativa a la prevista por el gobierno de Rita Barberá para la reurbanización del entorno degradado del museo San Pío V. La propuesta de Compromís, que cuenta con el respaldo de los vecinos, pasa por el derribo del muro del museo, lo que permitirá ganar espacio público para la calle Vuelta del Ruiseñor, que se hace peatonal -con acceso rodado sólo para residentes y servicio del museo- y que se embellece con arbolado y mobiliario urbano.

Frente a la propuesta del gobierno local de incluir la reurbanización de la Vuelta del Ruiseñor y Genaro Lahuerta en el plan Confianza, la concejala de Compromís Consol Castillo sugiere instar al Ministerio de Cultura a que destine a la adecuación del entorno de la pinacoteca, declarada Bien de Interés Cultural, los cuatro millones de euros de diferencia entre el presupuesto de licitación (12 millones de euros) y el de adjudicación (ocho millones) de las obras de rehabilitación del San Pío V. Para el plan Confianza "es sólo una pantalla de humo" por lo que considera más realista la opción de la financiación vía presupuestos del Estado. La fórmula para no dilatar el proyecto y tener que acudir a otra licitación sería que la empresa adjudicataria de las obras del museo (Vías y Construcciones) redacte un proyecto complementario que incluya la reurbanización de la calle. La restauración del museo empezará en breve tras conceder el gobierno local la licencia de obras, bloqueada durante años y a la que no se ha dado luz verde hasta poco después de llegar el PP al Gobierno. El museo, de titularidad estatal y gestión autonómica, ha sido utilizadodo como arma arrojadiza entre administraciones de distinto color político.

Para hacer posible el derribo del muro del museo y dignificar la calle Vuelta del Ruiseñor y con ello la fachada oeste del museo, sería necesitario completar el proceso de permuta de terrenos que el Gobierno y el ayuntamiento tienen pendiente desde 1998. Parte de la ampliación del museo se asienta sobre suelo municipal que el ministerio se comprometió a permutarle a la ciudad por un terreno anexo de su propiedad para ampliar el jardín de Viveros.

La permuta ha día de hoy no se ha consumado, lo cual durante el Gobierno socialista fue el argumento esgrimido por el ayuntamiento para no dar la licencia de obras al Ministerio de Cultura. Aprovechando esta circunstancia, Consol Castillo propone revisar el convenio de permuta y plantearle al ministerio que ceda los terrenos anexos a la Vuelta del Ruiseñor a cambio del suelo municipal. De este modo se podría derribar el "muro de la vergüenza" del museo y ganar este suelo como espacio público. Para Consol Castillo es más prioritario responder a las necesidades de los vecinos de Vuelta del Ruiseñor y dignificar los accesos al museo que ampliar el jardín de Viveros.