Lluvia, bolillos, fallas, bailes regionales y mucho ambiente es lo que se pudo encontrar ayer en la falla Pintor Salvador Abril, más conocida como El Quarantahuit. La lluvia no impidió que la XV Concentración de Bolilleras se llevara a cabo. «Esta edición se realiza con mucho cariño. Empezó como un acto diferente, vimos que tuvo éxito y hemos seguido haciéndolo» comentaba Francisco Correa, presidente de la comisión.

Todos los métodos de resguardo fueron pocos para que el trabajo de las protagonistas del día se pudiera disfrutar. Sombrillas, plásticos, carpas e incluso las marquesinas de las fincas fueron buenos refugios para esta concentración lluviosa.

Pocas bolilleras asistieron por el mal tiempo, pero la falla y los asistentes se mostraban contentos con la acogida. «Los bolillos tienen gran cabida dentro del mundo de las fallas en la indumentaria y sus complementos» aseguraba M.Ángeles Peiró, presidenta de la Asociación de Bolilleras de Gandia.

Este arte que se remonta al tiempo de las tatarabuelas produce hoy pasamanerías, encajes, puntillas, manteletas y otras piezas de la indumentaria fallera, además de adornos para las casas como tapetes, colchas, pañuelos de bautizo, guantes de comunión y otros elementos que con el paso del tiempo han visto muy reducida su demanda.

«Este año hemos ampliado la oferta y hemos realizado la 1ª Feria de Asociaciones. Como falla no podemos aportarles colaboración económica pero les damos un espacio para que puedan darse a conocer» aseguraba Correa.

Las asociaciones que han participado son Tocat i Possat; Centro Ocupacional Luz Verde y Menuts del Món. Además, contaron con la compañía de teatro La Monda Lironda con el proyecto «Teatro al Sáhara» que ofreció por 2,50 euros un espectáculo solidario.

La concentración atrajo a decenas de personas, aficionadas a este arte y curiosas. Del mundo festero se echó de menos a la Fallera Mayor Infantil, de baja médica, pero sí asistió Sara Rubert, fallera mayor infantil de la comisión en 2014.