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Especialistas y vecinos subrayan el valor histórico de las caballerizas de la Seu

El edificio de la plaza Conde del Real conserva dos arcos medievales, aparecería en los planos de Wyngaerde y podría formar parte del conjunto del alcázar árabe

Arcos medievales en las caballerizas Pablo Asensi

La propuesta de derribo de un antiguo edificio de caballerizas, reconvertido en taller artesanal, en la plaza Conde del Real, a pocos metros de las ruinas de la ciudad fundacional, genera preocupación entre arquitectos, arqueólogos y vecinos. De modo especial, en los inquilinos que tienen arrendado el edificio desde hace 30 años y que insisten en el valor histórico de este espacio del barrio de la Seu frente a la petición de descatalogación del inmueble formulada por el propietario.

El dueño del palacio Escrivá, Ramón Serra de Álzaga, compró en 2000 las caballerizas para anexionarlas a su propiedad, en cuyo interior hay una valiosa colección privada de arte cuya conservación requiere de más espacio.

Un informe del arquitecto José María Lozano, apoyado en las catas y en un estudio arqueológico realizado por Tina Herreros, asegura que los paramentos de las caballerizas son del siglo XVIII, incluso del XIX, y que carecen de valor. Algo que ponen en duda otros arqueólogos y que niegan los arquitectos que ya en 2008 rebatieron, en un informe elaborado a petición del Ayuntamiento de Valencia, la propuesta de descatalogación de las caballerizas. Aprovechando la redacción del plan especial de protección de monumentos (PEP) de la zona centro, el dueño de las caballerizas ha vuelto a presentar su propuesta de ampliación del palacio.

Este diario ha tenido acceso al interior de las caballerizas donde destacan, en aparente buen estado de conservación, dos arcos de ladrillo de medio punto y uno más de piedra embebido en uno de los muros medianeros. Los planos de Wyngaerde del siglo XVI apuntan a que las caballerizas continuaban en su día a lo largo de la calle Trinitarios.

El edificio, explica un arquitecto que lo ha estudiado en profundidad, funcionó probablemente como caballerizas y también como almacén de trigo complementario al silo principal de la ciudad que era el almudín. Se trata, asegura este especialista, de un edificio original del siglo XV, «un ejemplo casi único» de la época, que conserva elementos suficientemente importantes como para ser conservado, entre ellos, la técnica constructiva a base de arcos perpiaños con ménsulas. Una técnica observada en algunas iglesias, aunque con arco apuntado y no de medio punto como es el caso de las caballerizas de la plaza Conde del Real. El edificio fue ampliado en el siglo XIX por Timoteo Calvo, autor de la vecina Facultad de Teología, pero esta obra no afectó a la estructura original.

Los arqueólogos consultados por este diario aconsejan realizar un peritaje patrimonial exhautistivo del edificio que incluya excavaciones arqueológicas. Recuerdan que el edificio está muy próximo a las ruinas de la Almoina y que podría haber formado parte del recinto del alcázar musulman, como el almudín. En esta línea se pronunció también ayer el portavoz de Compromís, Joan Ribó, que reclamó un estudio en profundidad de las edificaciones de la plaza Conde del Real.

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