La Tenda de tot el Món y la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) han recordado con motivo del Día Mundial de los Derechos de las Personas Consumidoras, celebrado el pasado sábado, que éstas tienen poder para contribuir a la erradicación de situaciones como la explotación laboral, las condiciones inhumanas de trabajo que ponen en peligro la vida de las personas, el recurso a la mano de obra infantil o el deterioro del medio ambiente. «Todas ellas son consecuencias de un modelo comercial injusto y a la vez constituyen una de las causas del aumento de la desigualdad global», afirma la ONG.

El movimiento del Comercio Justo (CECJ) recuerda que el derrumbamiento del edificio Rana Plaza de Bangladesh en 2013 o realidades como el hecho de que en torno al 10% de los trabajadores en las cosechas de café sean niños y niñas, son solo dos ejemplos que ponen de manifiesto los abusos que se producen en la cadena de producción de determinados artículos de consumo cotidiano. Se trata, además, de situaciones que consolidan la pobreza y favorecen el aumento de la desigualdad.

Ante realidades como estas, derivadas de un modelo comercial que supedita la rentabilidad económica al respeto a los derechos laborales y humanos, las organizaciones de Comercio Justo recuerdan a los consumidores y consumidoras que tienen poder para evitarlas en la medida en que opten por alternativas económicas sostenibles y humanas.