El cultivo del rosal no presenta grandes dificultades, solo es necesario tener en cuenta unas normas básicas de ubicación y cuidados. Lo explica Mercedes Domínguez, ingeniero técnico agrícola de Rosales Ferrer, uno de los viveros más importantes de Europa en rosas de hibridación y proveedor del I Concurso Popular de Rosas de Valencia, que se celebrará el 14 y 15 de mayo en los Jardines del Real. Aspecto general, ausencia de plagas y enfermedades, proporción de las rosas, tamaño y estado, serán los principales criterios a tener en cuenta por el jurado.

Ubicación

Uno de los requisitos básicos para que los rosales vegeten en óptimas condiciones, es elegir una correcta ubicación, los rosales requieren sol y por tanto es importante plantarlos en zonas donde reciban la máxima insolación y evitando la sombra o semi-sombra.

Terreno

Los rosales requieren un suelo fértil, esponjoso y con buen drenaje. Una manera de mejorar el suelo del jardín es realizar un roturado del terreno para darle aireación e incorporar un sustrato para mejorar la estructura y fertilidad del suelo.

Existen en el mercado, sustratos comerciales ya preparados en las proporciones adecuadas, pueden estar compuestos por distintas mezclas y proporciones de turba rubia, fibra de coco, materia orgánica y por regla general ya tienen el pH corregido. La mayoría incorporan fertilizantes que actúan como abonado de fondo y liberan los fertilizantes de manera segura.

Los rosales que se adquieren en maceta están cultivados en un sustrato adecuado para su cultivo compuesto por una mezcla de turba rubia y fibra de coco, como es el caso de los rosales suministrados para el concurso.

Una vez se ha mejorado el terreno, se distribuirán los rosales dejando una distancia entre ellos de unos 40 ó 50 centímetros. Se debe cavar un hoyo profundo de 40 centímetros mínimo para que el rosal alcance un buen desarrollo. Si el terreno está muy seco, conviene aportar una pequeña cantidad de agua al fondo y a continuación colocar los rosales.

Si el rosal se ha adquirido en maceta y ya enraizado, se extraerá el cepellón completo y se colocará en el hoyo.

Es importante cubrirlo hasta la zona del injerto nudo donde se ramifican los tallos, sin llegar a taparlo. A continuación se debe dar un riego abundante que garantizará el proceso de arraigue.

Si no se dispone de un jardín o terreno para la plantación, es importante trasplantar los rosales a una maceta de un tamaño mínimo de 30 litros para permitir una mayor capacidad de desarrollo.

En el caso concreto de los rosales que van a concursar en Valencia y dado el escaso margen de tiempo, deben mantenerse en la misma maceta hasta el día del concurso.

Riego

Riego y sustrato son los dos pilares básicos para que los rosales crezcan sanos y vegeten de manera abundante, el riego debe ser constante y continuo no se debe encharcar el suelo ya que esto provoca la asfixia de las raíces.

Para mantener un adecuado nivel hídrico, el terreno debe estar esponjoso y suelto, la mejor forma de regar los rosales es mediante riego localizado por goteo.

Es importante conocer los litros de los goteros y medir en cuanto tiempo conseguimos regar el suelo a una profundidad aproximada de 40 centímetros, podemos para ello excavar ligeramente y observar si el agua llega a todas las raíces.

La frecuencia del riego es otro factor que debemos controlar, lógicamente el número de veces que reguemos por semana dependerá de la climatología y del estado de desarrollo de las plantas. Como regla general para evitar exceso o defecto de agua, se deben regar un mínimo de 3 o 4 veces por semana con tiempos de riego de 10 a15 minutos. Para el cultivo del rosal en maceta, la forma más sencilla de comprobar el riego es medir la cantidad necesaria para que el agua empiece a salir por el fondo de la maceta, está será la medida de referencia.

Fertilización

La forma más segura de abonar los rosales es mediante granulados comerciales tanto solubles como de liberación controlada. Un exceso de abonado puede perjudicar las raíces y dañar seriamente las plantas.

En el caso de los rosales para el concurso, se puede incorporar un granulado comercial a la dosis indicada por el fabricante y dar un riego posterior como ya se ha indicado para que se disuelva y alcance todo el cepellón.

Poda

La época para podar los rosales es inverno, generalmente en enero. Un buen podador debe observar la planta antes de intervenir, los criterios generales de poda, se basan en equilibrar los tallos de la planta y eliminar las ramas enfermas, aquellas que se crucen o molesten. La altura de poda la marcará el estado vegetativo de la planta, en rosales jóvenes o debilitados, no es conveniente realizar podas serveras, es importante valorar los tallos de mayor calidad y rebajar ligeramente la altura. En caso de rosales muy envejecidos, se pueden realizar podas más drásticas pero siempre en invierno.

El rosal es una planta leñosa de gran rusticidad, la mayoría de rosales están injertados sobre un patrón resistente y adaptado a las condiciones climáticas de la región en la que vaya a cultivarse. La mejora genética se lleva a cabo año tras año para obtener variedades cada vez más resistentes y «fáciles» de cultivar permitiendo que una planta puede durar muchos años en el jardín.

Las plagas y enfermedades que más afectan a los rosales son el pulgón y el oidio. El uso de productos químicos para combartirlas es cada vez más controvertido por sus efectos sobre las personas y el medio ambiente. Existen en el mercado productos formulados a base de aceites y jabones que actúan de una forma respetuosa con el medio ambiente y no tienen peligro para el ser humano y son respetuosos con el medio ambiente.