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La «tomba» o «monument»

La «tomba» o «monument»

El «monument», o la «tomba», como impropiamente le llama la creencia popular, es un altar especial, efímero, barroco por lo general, alzado en el interior de los templos, en lugar distinto del presbiterio o altar mayor, que representael lugar destacado que se le otorga a la Eucaristía en la noche de Jueves Santo, en que se conmemora solemnemente su institución, el empeño de Dios en quedarse entre nosotros, según la fe católica.

No es, por tanto, el símbolo del sepulcro o panteón de Cristo muerto, como se creyó durante siglos, hecho teológicamente incierto que hay que achacar a la Iglesia, que no lo aclararía oficialmente hasta finales del siglo XIX, razón por la que persiste dicho poso legendario en el sentimiento religioso de la gente.

Los monumentos clásicos son aparatosos y con escaleras largas que ascienden hasta el sagrario donde se guarda las Sagradas Formas bajo llaves que conservan al cuello clérigos y clavarios. En el siglo XV comenzaron a popularizarse los monumentos de Jueves Santo y con el Renacimiento y el Barroco brillaron por su apoteosis artística.

Eran impresionantes los de la Catedral de Valencia y la Iglesia del Real Colegio de Corpus Christi. Sus archivos históricos están llenos de documentos que se refieren a ellos y nos cuentan sabrosas historias como la de que los candelabros, la urna y otros objetos de plata quee eran colocados en él, acabaron en una fundición para financiar la Guerra de la Independencia.

La enorme carga de cirios, blandones y velones que tenían provocaron no pocos incendios en iglesias, ardiendo en noche tan señalada no sólo los monumentos, sino también retablos, capillas y hasta iglesias enteras. Las crónicas nos cuentan del incendio del hermoso monumento instalado en el templo de santa Catalina de Valencia, que en 1584 ardió por completo y puso en peligro el propio edificio.

Terminada la Missa in Coena Domini, el copón con las hostias consagradas es llevado bajo palio, en procesión desde el altar mayor al monumento, instalado por lo general en los templos en una capilla lateral o independiente, profusamente adornado de ricas telas, luz, cirios, flores, plantas y palmas de la procesión de Domingo de Ramos.

En la noche de Jueves Santo y a lo largo del Viernes Santo, numerosas personas van de templo en templo visitando monumentos. En Valencia ha sido costumbre, hasta no hace mucho, ir las mujeres con teja y mantilla, vestidas de negro, a ver los monumentos. En la Semana Santa Marinera van en procesión todas las hermandades y cofradías.

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