Indignación es poco para definir los ánimos de los padres del Colegio Público Cervantes, cuyos hijos volvieron ayer a las aulas de Infantil de este centro centenario sin que se haya reparado la protección ignífuga de escayola que se desprende de las vigas de las clases para niños de 3 a 5 años. El presidente de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), Fernando Carrillo, asegura que, tras la caída de un trozo de esta protección el pasado día 15 en un aula para niños de 4 años, la Conselleria de Educación prometió que «durante las vacaciones de Semana Santa y Pascua instalaría una malla de seguridad en el techo para evitar daños a los niños y repondría los falsos techos que desmontó en Navidad de 2012, sustituyéndolos por otro material más ligero».

Los niños van a clase con casco

Por este motivo, los casi 190 niños de las 8 aulas de 3 a 5 años han acudido hoy al colegio con casco ante el temor de más desprendimientos. Según fuentes del AMPA, los problemas de adherencia de la protección ignífuga afectan a cuatro de las 8 aulas de Infantil situadas en este edificio histórico de la calle Guillem de Castro y otra anexa perteneciente a la ampliación que se hizo en los años 90. Carrillo sostiene que lo único que se ha hecho durante los 14 días de vacaciones, seis de ellos laborables, es «forzar con palos la caída del material que estaba medio suelto».

Desde Conselleria aseguran que, aunque se trata de una obra menor, el presupuesto de instalar la malla de seguridad y el falso techo ronda los 50.000 euros, por lo que está obligada a sacar la obra a concurso público mediante un procedimiento negociado limitado a tres ofertas. Afirman que aún así se ha ofrecido la obra a cinco empresas y todas se han presentado. El plazo para depositar las plicas acabó ayer.

«Mañana (por hoy) se adjudicará la obra y la empresa ganadora tendrá dos días para presentar un plan de trabajo y seguridad, con lo que la reparación podría comenzar el viernes o la próxima semana», informan fuentes de Educación.

El plan es «terminar la obra en dos o tres semanas, reparando clase por clase para que los niños pasen de un aula a otra». Recalcan que las obras no han podido comenzar antes «porque había que cumplir los plazos de contratación». A diferencia de los padres, Educación subraya que su promesa fue que «en vacaciones se revisarían las instalaciones y se pondría en marcha el procedimiento de la reparación».