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Ayudas

El retraso de las subvenciones pone al borde del cierre a las escoletas de barrio

La Generalitat Valenciana no paga a las familias desde hace seis meses y éstas sacan a los niños al no poder hacer frente a los gastos

Ampaero Cerveró colocando las colchonetas de los niños en la escoleta de Beteró. daniel tortajada

Los retrasos en los pagos de las subvenciones autonómicas y, en menor medida, municipales, están llevando al límite a las escoletas de 0 a 3 años, principalmente las que están en los barrios más pobres de la ciudad y funcionan de forma independiente. Sin ese dinero, que equivale a unas tres cuartas partes de la cuantía mensual, los padres no pueden hacer frente a los pagos y se ven obligados a sacar a los niños del centro, de tal forma que se reduce el número de alumnos y el propio negocio se sitúa al borde del cierre.

En esa situación está, por ejemplo, la Escoleta Verge del Carme-Beteró, que se ha quedado con 12 niños, la cuarta parte de su capacidad, precisamente por esta cuestión. Su directora, Amparo Cerveró, explicó que la Generalitat Valenciana abona a las familias con menos medios económicos entre 64 y 160 euros por niño y mes, mientras que el ayuntamiento aporta de 30 a 90 euros. Ambas prestaciones son compatibles y entre ambas puede llegar a pagarse el 70% del precio total de la guardería, que está en unos 300 euros de media.

El problema es, según dice, que la Generalitat no abona estas subvenciones desde el mes de diciembre pasado, lo que suma un retraso de seis meses, y que el ayuntamiento acumula otros sesenta días de demora, aunque en este caso, puntualiza, se paga mes a mes y el retraso es menos nocivo.

Como consecuencia de ello, los padres no reciben el dinero y muchas familias, especialmente las que tienen una situación económica más precaria, no pueden pagar la guardería. Y tampoco las guarderías pueden trabajar si no reciben las mensualidades puntualmente, ya que «todos los meses hay que pagar la seguridad social, los seguros, los recibos y muchas cosas más que no esperan», dice Amparo Cerveró.

Pérdida de alumnos

En estas circunstancias, muchos padres han optado por sacar a los niños del centro y dejarlos en casa o con conocidos. «Aquí hemos tenido varios casos», dice la directora de la escoleta de Beteró, que en la actualidad apenas tiene 12 alumnos. Y lo que es peor, la Generalitat todavía no ha sacado la convocatoria del año que viene, lo que tiene paralizada la matrícula del siguiente curso. «Estamos matriculando niños, pero la gente no se atreve», indica.

Lo mismo que esta guardería de la calle Campillo de Altobuey, el problema lo sufren muchas otras escuelas de 0 a 3 años de toda la ciudad. Las que más lo están notando son las que tienen un dueño particular, es decir, que no pertenecen a empresas o cooperativas, y están en barrios humildes de Valencia, donde la crisis económica está golpeando más fuerte.

Amparo Cerveró calcula que escoletas independientes habrá unas cincuenta en la ciudad, incluyendo las que están en barrios más adinerados, donde no hay problemas de pago, y las que están en los barrios más humildes, donde el retraso de las subvenciones está haciendo estragos.

«No somos sólo nosotros. Hay muchos otros centros de estos que te digo que lo están pasando mal», explica Cerveró, que lamenta no tener ni siquiera la capacidad de interlocución con la Generalitat que tienen las otras grandes empresas. En su caso, la situación es de cierre, aunque asegura que van a seguir «luchando con uñas y dientes» para mantener abierto el centro y tratar de dar servicio al barrio, que es precisamente uno de los barrios obreros del Marítimo.

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