Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arquitecto

España olvida al arquitecto valenciano que Nueva York honra con una exposición

La recuperación como Museo de Urbanismo de la fábrica Batlló, gran obra de Guastavino en Barcelona, está atascada desde 2009

España olvida al arquitecto valenciano que Nueva York honra con una exposición

Rafael Guastavino es uno de los nombres de este verano en Nueva York. El arquitecto (Valencia, 1842 - Baltimore, EE UU, 1908) es el protagonista de una exposición en el Museo de la Ciudad que ensalza su numerosa obra en Estados Unidos y la califica como «palacios para la gente». Ese es el nombre de la muestra, abierta hasta el 7 de septiembre.

Paradojas de la cultura. Mientras Nueva York se rinde ante las innovaciones constructivas importadas por el «inmigrante» Guastavino, su obra más grande en España, la fábrica Batlló de Barcelona, continúa en el olvido, después de que el proyecto del Gobierno estatal anunciado con fanfarria en 2008 de convertirla en una de las sedes del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo haya quedado aparcado. Como otros. Una consecuencia más de la burbuja financiera e inmobiliaria, la crisis y los recortes públicos.

El Ayuntamiento de Barcelona firmó un convenio con el entonces Ministerio de Vivienda en febrero de 2009 para la recuperación de can Batlló (en el barrio de Sants) como una de las tres sedes del citado museo. Las otras iban a estar en Madrid y Salamanca. La del edificio de Guastavino, en concreto, iba a estar dedicada al Urbanismo.

Preguntado ahora el consistorio catalán por el proyecto remite a Levante-EMV al Gobierno central. Y subraya que, por su parte, y de manera provisional mientras se desarrolla el plan, ha cedido algunas naves a entidades ciudadanas y ha abierto el recinto, como reclamaban los vecinos.

Mientras tanto, el Ministerio de Fomento (heredero de las competencias de Vivienda) ha respondido con silencio a este diario sobre la situación del proyecto.

La fábrica Batlló es una obra curiosa en la trayectoria de Guastavino. Hoy todos los estudiosos de la arquitectura ven la mano del valenciano en su diseño, pero cuando se construyó (entre 1866 y 1870), el propio creador no se atribuyó la autoría. «Corresponde a quien no le gusta que se publique su nombre», escribió en un periódico entonces.

Can Batlló, que fue más tarde sede de la Escuela Industrial de Barcelona, presenta las típicas bóvedas tabicadas (de uso antiguo en Valencia y Cataluña) que Guastavino perfeccionó y patentó tras emigrar a EE UU. La fábrica es, junto al teatro La Massa de Vilasar de Dalt, su gran obra en España.

El arquitecto llegó a Nueva York en 1881. Allí, sus bóvedas de ladrillo, cemento y azulejo resistentes al fuego, como él las promocionaba en un momento de pavor a los incendios se extendieron hasta convertirse en un sello de la ciudad. Con su sistema seguido por su hijo se construyeron 360 edificios: desde la estación Grand Central a la catedral de Saint John the Divine.

Compartir el artículo

stats