La exposición «Hitchcock's Shadows», que fusiona cine y artes plásticas, puede disfrutarse en la Galería Alba Cabrera de Valencia hasta la primera semana de septiembre. El joven artista valenciano Luis Rivera Linares vuelve a plasmar su pasión por el séptimo arte en una muestra que sugiere detalles de la personalidad del grandísimo director británico. La colección repasa el recorrido cinematrográfico de Hitchcock a través de unos móviles de madera que, enfocados con la luz adecuada, reflejan famosísimos fotogramas de filmes como «Psicosis», «Los pájaros», «Atrapa a un ladrón», «Crimen perfecto», «Encadenados» o «Marnie la ladrona» en las paredes.
Rivera, que estudió Bellas Artes en la Universitat Politécnica de València, relata que lo verdaderamene innovador de «Hitchcock's shadows» respecto a sus anteriores obras es que aquí ha escogido fotogramas en vez de retratos, pues considera que estos le «permiten abrir un poco más el campo y retratar escenarios completos». Aun así, reconoce que, en lo referente a la relación con el público, lo más interesante de introducir el cine en su arte es que los espectadores reconozcan películas, grandes escenas e intérpretes. Por este motivo, el artista ha titulado muchas de las obras empleando una dualidad entre luz y sombra, entre actores y personajes. Los móviles coloreados y tallados en madera reciben el nombre de los actores, cuyas sombras se convierten en los protagonistas de algunas de las películas más célebres del cine internacional.
Pepe Romero, que fue profesor de Luis en la facultad, escribió sobre esta exposición haciendo referencia al Macguffin, término que el mismísimo Hitchcock acuñó. Esto es una técnica cinematográfica en la que se pone la importancia en un elemento del desarrollo de la trama, que finalmente resulta ser irrelevante para la sucesión de acontecimientos y el desenlace. El profesor Romero considera que, en esta exposición, el propio Hitchcock ejerce de Macguffin, pues es una excusa para crear arte, un arte que después se expresa libremente y sin ataduras.
Rivera explica que la trayectoria del que es uno de los padres del cine de suspense contemporáneo era perfecta para inspirar su obra, pues «cambia del blanco y negro al color, es un director cuya trayectoria va desde el principio del cine hasta los 60 o 70. Además, el suspense de sus películas acerca a la oscuridad». En esta exposición, en la que nada es casual, las sombras que el joven Luis Rivera refleja en las paredes son la oscuridad que el misterio de las películas de Hitchock provocaban en el espectador, y son también los aspectos más opacos de la personalidad de un director, pues «él mismo contenía sombras en su forma de dirigir y en su propia persona».
