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Urbanismo

Un nuevo tiempo para el Cabanyal

Los arquitectos analizan la adaptación del plan de la prolongación de Blasco Ibáñez

Un nuevo tiempo para el Cabanyal

La modificación del plan de reforma interior (Pepri) del Cabanyal que impulsa la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y cuya exposición al público fue aprobada en el pleno el pasado viernes ha sido acogida, en líneas generales. con tibieza por los arquitectos y urbanistas consultados por este diario.

Para el ingeniero, Joan Olmos, coautor de una propuesta para la regeneración urbanística del entorno de la plaza de Brujas y el Mercado Central, la prolongación de Blasco Ibáñez «está fuera del tiempo». «Este tipo de operaciones está fuera de la práctica urbanística actual y recuerdan más salvando las distancias a lo que se ve en países altamente militarizados». El urbanista apunta que «en vísperas de elecciones, las normas de la excelencia democrática, no escritas, dicen que los gobiernos no han de tomar decisiones graves que comprometen presupuestos importantes y acciones de gobiernos futuros».

En la misma línea se pronuncia Tito Llopis (Vetges Tu), autor de la rehabilitación de la Plaza Redonda como obra reciente, quien asegura que la adaptación que plantea Rita Barberá «es una cortina de humo». «En el Cabanyal hay que empezar de cero y contar con la opinión de vecinos y arquitectos, todo lo demás no tiene sentido».

El arquitecto Manuel Portaceli, coautor de la controvertida rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto, asegura que «la trama urbana es la historia y es sagrada». «Tiene que conservarse», remacha el arquitecto quien apunta que «la avenida y la trama historica son incompatibles». «Seguro que hay otras maneras brillantes de conectar la ciudad con el mar». «Hay que buscarlas y hacer un estudio detallado».

En relación a las alternativas a una gran avenida que parta en dos el conjunto histórico del barrio de pescadores declarado Bien de Interés Cultural, el arquitecto José María Tomás, especialista en frentes marítimos, asegura que la trama urbana «se hace aprovechando el tejido urbano existente que en el caso del Cabanyal es suficiente y poderoso». La prolongación, en su versión original y en la remozada, «es improcedente». «El Cabanyal es una pieza encajada en la ciudad y modificarla es romper el equilibrio». Tomás es partidario de «hacer mejoras y ajustes que permitan el desarrollo del barrio».

Vecinos y grupos políticos de la oposición ven como una acción a la desesperada el acuerdo político con el Ministerio de Cultura para desbloquear el plan del Cabanyal. Tras 16 años de conflicto y más de una docena de sentencias judiciales, una orden del Ministerio de Cultura de 2009 declaró expolio el plan de la prolongación de Blasco Ibáñez obligando al ayuntamiento a adaptarlo a los valores patrimoniales del barrio. Ante la imposibilidad de invalidar la orden, la alcaldesa ha presentado una modificación del plan que no renuncia a la gran avenida pero ajusta las alineaciones y reduce la altura para adaptarse más a la trama histórica. Además, protege la lonja de pescadores centenaria. Vecinos y grupos de la oposición (PSPV, Compromís y EU) aseguran que el plan es más de lo mismo y supone igualmente expolio.

«Se ha exagerado la polémica»

«No es una cuestión de cantidad sino de calidad y la modificación tanto la original como la actual alteran la trama histórica», recalca el arquitecto y miembro de Salvem el Cabanyal Tato Herrero.

El arquitecto Joaquín Monfort, coautor del plan de reforma interior del Cabanyal de 2001, declinó pronunciarse ya que desconocía en detalle la modificación. Recientemente, Monfort declaró a este diario que el plan era revisable y adaptable. Otro de los arquitectos partidarios de la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez es José María Lozano, que según ha sabido este diario ha sido parte activa en la negociación del acuerdo político con el Ministerio de Cultura para desbloquear el plan, quien prefirió no pronunciarse.

Sí lo ha hecho el arquitecto y padre del PGOU de Valencia, Alejandro Escribano, defensor sin complejos de la conexión de la avenida de Blasco Ibáñez con el mar. La solución «tiene que ser útil para la ciudad y para el Cabanyal» y en este sentido considera que lo que ha planteado el ayuntamiento reduciendo alturas y ajustando la trama «va en la buena dirección». La prolongación de Blasco Ibáñez «tiene que ser como la gran vía del Cabanyal, un eje trasversal que lo integre en la ciudad, mejore su accesibilidad y y con ello sus perspectivas de desarrollo».

Escribano responde al argumento de que Valencia ya tiene otras avenidas para llegar al mar como la Alameda, los Naranjos o la propia avenida del Puerto. «Ninguna tiene la potencia de Blasco Ibáñez», subraya.

Para el urbanista, «los vecinos del barrio tienen que verlo bien», pero insiste en que la prolongacion de Blasco Ibáñez hasta el mar es un proyecto pendiente desde hace un siglo y concierne a toda la ciudad. Escribano asegura que en muchas ciudades, como Barcelona, se han hecho este tipo de operaciones, sin embargo, en Valencia «se ha exagerado mucho» la polémica del Cabanyal.

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