El arrecife artificial que el Ayuntamiento de Valencia está colocando frente a la playa de la Malva-rosa podría ser una solución de futuro para el problema de la erosión de las playas, ya que entre sus funciones estaría la de regenerar las costas su instalación es una prueba piloto, preservar la biodiversidad del fondo marino y, la favorita de los responsables municipales, atraer a aficionados del ecoturismo y de la práctica del buceo deportivo.

La barrera con tres grandes estructuras de hormigón de 90 metros de longitud se terminará de instalar esta misma semana, pero para conocer si tiene efectos beneficiosos sobre la estabilidad de la playa, habrá que esperar «un tiempo, que puede ser desde un año hasta cinco», según explicó José Serra, catedrático de puertos y costas de la Universitat Politécnica de Valencia y líder del proyecto. «Teóricamente estos módulos instalados abrigan la playa y si se reduce el transporte de sólidos y la pérdida de arenas en la playa, puede ser un modelo que se puede aplicar a las playas del sur, Pinedo, Saler y la Dehesa, para el mantenimiento de la sostenibilidad de esas playas». Pero Serra, además, recordó que hoy en día ya existe una solución para el problema de la erosión de las playas, que no se lleva a cabo por falta de presupuesto. Como publicó Levante-EMV, existe un banco de arena frente al litoral de Sueca y Cullera con 90 millones de metros cúbicos de arena. «Si se extrajeran solo dos millones de metros cúbicos habría suficiente arena para regenerar todo el litoral de la Comunitat Valenciana, pero no hay ahora recursos económicos para ello», explicó el catedrático.

Ya en 2013 el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente autorizó la extracción con draga de la arena del yacimiento situado frente a la costa de la Albufera, que resolvería los graves problemas de erosión y pérdida del perfil litoral de la costa valenciana. El proyecto superó la declaración de impacto ambiental pero quedó pendiente de tener dotación presupuestaria. El inmenso banco de arena ocupa una superficie de 25,5 kilómetros cuadrados y se halla en su parte más próxima a la costa a unos 10 kilómetros del litoral y a una profundidad de entre 60 y 80 metros.

En todo caso, y mientras el Ministerio se decide, Valencia va a comenzar con su prueba piloto de los arrecifes artificiales. Según José Serra, la barrera está formada por tres módulos de hormigón «no invasivo» de 18 a 20 toneladas de peso cada una, de distintos diseños aros olímpicos, medias ánforas y con forma del Oceanogràfic en un frente de alrededor de 90 metros de largo, a una media de tres metros de profundidad. La distancia de la costa a la instalación es de poco más de 180 metros.

El pasado martes se instaló la primera pieza, ayer la segunda y hoy será el turno de la última, con lo que se dará por finalizada la tarea de crear el arrecife artificial. De esta forma, a finales de esta semana, «se pone a disposición de todos aquellos que quieran empezar a conocerlo», explicó el alcalde en funciones, Cristóbal Grau.

La idea de diseñar un arrecife artificial surgió hace dos años con un presupuesto de 25.000 euros -elaborado desde el área de Deportes de las estructuras de hormigón que se sumergen, según comentó Grau, quien especificó que, no obstante, «el presupuesto es muchísimo más» por la implicación de las distintas administraciones.