El trencadís del lago de la Ciudad de las Artes y las Ciencias también está destrozado. La solución de Santiago Calatrava para los bordes del estanque también hace agua, lo mismo que el Àgora o el Palau de les Arts o, cuya reparación enfrenta ahora a la Generalitat Valenciana, dueña del complejo, con el arquitecto valenciano autor del mismo.
Basta dar un paseo junto al lago, ayer, por cierto, repleto de turistas con los pies en remojo, para comprobar el estado del trencadís blanco que lo enmarca por dentro y por fuera del agua. En la parte sumergida hay decenas de placas levantadas, haciendo visibles grandes desconchones y la malla metálica que sirve de anclaje.
Es un problema, además, que perdura en el tiempo y que no termina de atajarse, prueba de lo cual es que hay partes del trencadís completamente nuevas, donde se nota que ha habido desperfectos y arreglos posteriores.
Frente a lo ocurrido en el Palau de les Arts, en este caso hay que decir que las causas pueden ser varias. La primera que se baraja es que el trencadís no fije bien debajo del agua, lo que exlicaría que este tipo de desperfectos no se aprecien en la parte que queda fuera del lago.
Grandes eventos
La otra causa puede ser el «maltrato» que se da al estanque y en concreto a los bordes del mismo, donde está la cubierta de cerámica. Hay que recordar que en este espacio, construido con la finalidad de servir de espejo a las grandes construcciones de Calatraba, se han celebrado eventos multitudinarios para los que no estaba concebido.
Uno de ellos ha sido el macroconcierto organizado en Valencia bajo el nombre MTV Winter, que reunió durante cuatro ediciones a más de 5.000 espectadores frente a un gigantesco escenario cuyas bases metálicas descansaban sobre el trencadís.
También ha sido desecado el lago en varias ocasiones para la celebración del Global Champions Tour, considerado la competición hípica internacional más importante del mundo.
Finalmente, el estanque alberga durante los meses de verano actividades recreativas ofrecidas a empresas privadas en concesión, lo que, sin ser tan nocivo como lo anterior, tampoco ayuda a la conservación.
