El nuevo Pont de Fusta y más concretamente su pasarela peatonal de madera, están siendo víctima de actos vandálicos centrados en sus mástiles laterales y en las dos esfinges que presiden la entrada por las Alameditas, en la parte de las Torres de Serranos. Son «pintadas en el hierro y en la piedra que degradan uno de los entornos más visitados de Valencia y también uno de los más transitados por los propios residentes en la ciudad.

Cuando se construyó el nuevo Pont de Fusta y se instaló la pasarela peatonal que da nombre a esta infraestructura, el temor era la conservación de la madera, pero en estos dos años y medio de vida, independientemente de que esté más o menos cuidada, el resultado ha sido bueno. No está astillada ni tampoco ha sufrido quemaduras, una de las grandes preocupaciones si se tiene en cuenta que es una de las «zonas cero» de Valencia en Fallas.

Su problema están siendo los amantes de la pintura y el spray, que permanentemente vuelven sobre este punto para dejar su marca. A día de hoy esa huella está en todos los postes metálicos que soportan la madera e incluso en las propias tablas laterales, donde la limpieza es más compleja. Además, ha vuelto a ser «decorada» una de las dos esfinges que presiden la entrada a la pasarela por la parte de las Torres de Serranos. Además de pintarle la cara y los pechos, le han colocado un gorro de plástico.