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Centro histórico

Las plazas muertas de Ciutat Vella

El Colectivo de Madres y Padres reivindica el espacio público en el Carmen, el Pilar, Seu y el Mercat y critica las plazas sin árboles, ni bancos y la suciedad

Las plazas muertas de Ciutat Vella

Los vecinos del centro histórico, el farolillo rojo en metros cuadrados de zonas verdes por habitante de Valencia, se han organizado a través del Coletivo de Madres y Padres de Ciutat Vella para reivindicar un espacio público de calidad para los residentes. Las familias con niños están cansadas de las plazas de obra dura, sin sombras, ni fuentes, ni bancos, y de los parques convertidos en focos de botellón y suciedad. Con menos de cinco metros cuadrados de zonas verdes por habitante, los vecinos de los barrios del Carmen, Pilar-Velluters, Mercat, Seu-Xerea y San Francesc aseguran que las posibilidades de disfrutar del espacio público son demasiado limitadas.

Por ello reclaman de entrada la peatonalización del centro histórico. «Como ocurre en casi todas las ciudades europeas», destaca Pilar Ferrero, una de las portavoces del colectivo, que la semana próxima se reunirá con la concejala de Parques y Jardines, Lourdes Bernal, para trasladarle sus reivincidaciones. Los vecinos pidieron la reunión con la concejala hace dos años. En la reunión con Lourdes Bernal, los vecinos le entregarán un «dossier» con fotografías sobre la situación de degradación y abandono en la que, a su juicio, se encuentran las plazas y parques del centro histórico. Aunque los puntos donde intervenir «son muchos», el colectivo considera prioritaria la regeneración de la plaza Centenar de la Ploma, en pleno corazón del Carmen.

Así presentarán una propuesta, coordinada por el arquitecto David Estal, que propone unir los tres espacios públicos inconexos existentes, entre la plaza del Centenar de la Ploma y la calle Morella integrando los ficus de gran porte convertidos en la actualidad en un foco de basura y parásitos.

Esta plaza, explica Pilar Ferrero, «es paradigmática del abandono del espacio público» en Ciutat Vella, pero no es el único. La plaza del Carmen, explican los vecinos, fue remodelada y peatonalizada hace unos años pero los coches oficiales y las motos siguen campando a sus anchas.

Las modernas plazas del Pilar y Viriato «son espacios asfaltados, de obra dura, que no se prestan a la convivencia ni el encuentro». «Queremos un centro histórico peatonal, no una zona de ocio nocturno, donde los parques amanecen todos los lunes llenos de vómitos, orines y colillas», apunta Pilar Ferrero.

Aunque las sombras y los árboles son una de las principales reivindicaciones vecinales, la política del Ayuntamiento de Valencia, como la de otras grandes capitales, parece inclinarse más por diseños de plazas diáfanas y hasta cierto punto incómodas con el pretexto de no invitar al consumo de alcohol en vía pública o a la indigencia por ejemplo evitando grandes escalinatas o bancadas para sentarse. En el caso del «cap i casal», estas plazas diáfanas también permitan la instalación de los monumentos falleros.

La plaza del Almoina también es otro ejemplo de plaza inhóspita, aseguran los vecinos, que ponen como contrapunto el nuevo parque del Muvim, en la calle Hospital, diseñado por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra. Este jardín, que ocupa los terrenos del antiguo hospital, reconvertido en biblioteca, cuenta con mucho arbolado y zonas diferenciadas, como un arenero vallado para los más pequeños un detalle que evita que éstos se conviertan en un pipican. El jardín del Muvim se ha convertido en un auténtico balón de oxígeno para los vecinos de Velluters y supone una de las escasas actuaciones que parecen haberse hecho pensando en el ciudadano, apunta Pilar Ferrero también destaca el jardín que se ha construido en la plaza Vinatea, a pocos metros del jardín del Muvim.

La peatonalización de la calle Hospital que conecta ambos jardines ha sido un elemento clave en la recuperación del espacio público en esta zona, apuntan los vecinos.

Otras de las reivindicaciones de los vecinos del centro histórico a la concejala de Parques y Jardines es la limpieza. «Ciutat Vella está muy sucia», asegura Pilar Ferrero, hasta el punto que «es ya un problema de salud pública», destaca.

Los solares abandonados son uno de los principales focos de suciedad que contribuye al deterioro del entorno, asegura el Colectivo de Madres y Padres de Ciutat Vella, que también se queja de la falta de espacios de juego infantiles. «Si quieren que la gente joven venga a vivir al barrio y el centro histórico no acabe despoblándonse tienen que crearse espacios donde los niños puedan jugar libremente. Los pocos espacios disponibles, como el parque infantil que hay junto al Museo de la Beneficencia, precisamente por su escasez, están masificados.

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