El auge de la bicicleta particular para uso convencional ha traído consigo un nuevo modelo de transporte profesional sostenible basado en la bicicleta eléctrica, que permite realizar servicios de transporte urbano en puntos nada accesibles para los vehículos y sin emisiones contaminantes. Valencia está siendo pionera en este camino de la mano del Instituto Tecnológico de Embalaje, Transporte y Logística (Itene), que ya está probando sus prototipos en dos empresas: el Mercado Central, que ya reparte a domicilio por este sistema, y la firma Encicle Bicimensajeros, dedicada fundamentalmente al reparto del comercio «on line».

De todo este movimiento se habló ayer en las Jornadas Infoday Pro-e-bike», celebradas en el Museo de la Ciudad con motivo de la semana de la movilidad. Según Patricia Bellver, portavoz de Itene, su proyecto está financiado por la Unión Europea y el objetivo es «promocionar el uso de la bici eléctrica en espacios urbanos para el transporte de mercancías y personas».

Valencia, en ese sentido, es ideal al ser plana y tener buen clima, por lo que los servicios que se pueden prestar abarcan el reparto de la compra, mensajería, distribución de productos vendidos por internet etc., todo ello con la ventaja de que se puede acceder a zonas peatonales o vetadas a los coches, una tendencia general en las ciudades modernas. Es, por último, un modelo de negocio rentable económicamente, dijo.

Una de las empresas que ya está probando este tipo de bicicletas, además del Mercado Central, es Encicle Bicimensajeros, una de cuyos socios, Candela Fernández, explicó que tienen tres bicis distintas, incluida la eléctrica, con las que desde el pasado mes de mayo hacen reparto de mercancías compradas en portales de internet, mensajería directa para negocios, asistencia en eventos deportivos o complemento de la mensajería tradicional para llegar donde el coche no llega o hay restricciones horarias.

Las jornadas de ayer fueron inauguradas por la concejala de Medio Ambiente, M.ª Àngels Ramón-Llim, que destacó, además, el hecho de que cada bici eléctrica evite la emisión de 1.560 kilos de CO2 al año.