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Colaboración

Domínguez reclama a la Policía Nacional más apoyo contra el "botellón"

Los vecinos de Zaidía-Exposición creen que no se les trata como a otros barrios del centro de la ciudad

El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Valencia, Miguel Domínguez, reclamó ayer mayor colaboración de la Policía Nacional en el control del «botellón» un problema absolutamente descontrolado que ya suma una treintena de puntos por toda la ciudad.

Domínguez hizo estas declaraciones antes de la inauguración de las XVII Jornadas sobre Colaboración de las Policías Locales y las Fuerzas de Seguridad del Estado, organizadas por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y celebrada ayer en la sede de la Policía Local de Valencia.

Según Domínguez, la Policía Nacional ya colabora en el control del botellón, pero esa colaboración es «insuficiente», por lo que sigue reclamando más apoyo y coordinación entre ambos cuerpos.

Precisamente, la Asociación de Vecinos de Zaidía-Exposición, la enésima asociación que lo hace, ha denunciado la falta de agentes de la Policía Local para evitar el «botellón» en el barrio cuando en el cauce del río, junto al Puente de Aragón, se hizo recientemente un amplio despliegue de coches y de agentes para evitar una concentración de este tipo. «Como en muchas otras cosas parece que se controlan de manera distinta los lugares donde viven los pobres y donde viven los ricos», aseguró Gregorio Sebastián, presidente de la entidad.

Según explicó a este periódico, todos los viernes y sábados se organiza un botellón en el entorno del parque Nino Bravo y la gasolinera que hay en las inmediaciones, en gran medida por la afluencia de jóvenes a una discoteca del barrio. «Eso lleva así años» y los vecinos, asegura Sebastián, están cansados de ver orines, cascos y todo tipo de suciedad junto a sus portales, eso por no hablar del ruido que sufren y los problemas para dormir.

A pesar de ello, «la Policía Local apenas manda una patrulla que, lógicamente, no puede hacer mucho contra doscientos o trescientos chavales que se ponen ahí». «Lo suyo sería que vinieran cinco o seis coches de policía y se pusieran uno en cada calle, de esa forma no se quedarían ahí y los vecinos podríamos descansar tranquilos», explica.

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