Levante-EMV fue testigo ayer de cómo el presidente de la Sociedad de Pescadores del Palmar, José Caballer, mostraba al edil responsable de pedanías en el Ayuntamiento de Valencia y vecino del Palmar, José Vicente Aleixandre, un vistoso ejemplar de cangrejo azul, Callinectes sapidus, que por vías desconocidas ha terminado en las redes de pesca para la llisa situadas en los canales del lago valenciano.
La alerta generada por el nuevo habitante del parque natural provocó la rápida respuesta de la conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, que envió un técnico para hacerse cargo del ejemplar .
El Callinectes sapidus, conocido también como cangrejo azul americano es una nueva especie en España y su capacidad para interferir sobre especies y ecosistemas autóctonos es todavía una incógnita. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ni siquiera lo ha incluido todavía en el inventario de las especies invasoras que amenazan la biodiversidad.
Hace algo más de un año, en marzo de 2013, los investigadores Diego Castejón y Guillermo Guerao, del instituto IRTA, de la Generalitat de Cataluña, publicaban en la revista «BioInvasions Records» un informe sobre la expansión del Callinectes sapidus el algunas áreas del Delta del Ebro, donde fue detectado en noviembre de 2013. Procede de aguas atlánticas, donde habita desde las aguas costeras de Nova Scotia (Canada) hasta el mar de la Plata en Argentina, el cangrejo azul está considerado como «una de las 100 peores especies invasoras» del Mediterráneo, dónde fue localizado en 1949 en el Adriático Norte, y donde parecía confinado.
Técnicos de la conselleria de Territorio y Medio Ambiente consideran que es pronto para hablar de una «invasión biológica» y habrá que esperar a conocer más detalles sobre su expansión en aguas del lago de la Albufera.
El cangrejo azul, según Castejón y Guerao, es una especie «eurihalina y euriterma», resistente por tanto a los cambios de salinidad y temperatura, por lo que los humedales valencianos en contacto con el mar pueden ser un hábitat adecuado para su establecimiento.
Se trata de una especie omnívora de gran tamaño que se alimenta principalmente de moluscos, crustáceos, anélidos, pequeños peces y materia vegetal. No competiría con ninguna especie autóctona en la Albufera, donde reina el invasor Procambarus clarkii, el tristemente célebre cangrejo americano que extendió la afanomicosis entre el cangrejo autóctono al que llevó al borde de la extinción.
Preocupa que se trate de una especie de agradable sabor e interés comercial, lo que podría provocar que sea bien recibida por parte de las comunidades de pescadores de la Albufera, muy castigadas por el deterioro de sus aguas y el descenso de las capturas en las especies de mayor valor añadido como la lubina.
