No se creen nada, y en el caso de que el anuncio fuera cierto, lo rechazan de pleno y lo califican de «disparate» y «despilfarro». El presidente Alberto Fabra anunció a bombo y platillo la construcción de un nuevo hospital en los terrenos de la antigua Fe, que sustituirá al Arnau de Villanova ya que éste será derribado. Y las reacciones no se han hecho esperar. Sobre todo si se tiene en cuenta que los vecinos de Campanar llevan tres años y medio manifestándose todos los meses para conseguir un «hospital digno» en las instalaciones del que fuera durante años su hospital de referencia.

Ahora bien, si la propuesta implica, a efectos prácticos, que el hospital Arnau de Villanova esté ahora en Campanar «ni entendemos ni compartimos la política sanitaria del Consell porque es, directamente, un atentado a la sanidad pública». Así lo aseguraron ayer los presidentes de las asociaciones de vecinos de Torrefiel, Benicalap, Campanar, Benimàmet, Zaidía y Ciudad Fallera junto con el portavoz de la Comisión Cívica por un hospital digno en Campanar, Matías Alonso tras anunciar que mantendrán la convocatoria de manifestación para el próximo 15 de octubre,a las 19.30 horas en la puerta principal de la antigua Fe, y que repetirán las protestas todos los meses.

Reunión con Llombart

Y es que ni la reunión que mantuvieron con el conseller de Sanidad, Manuel Llombart, les hizo cambiar de idea. «Nos mostró una carpeta en la que se suponía que estaba el plan director, pero ni la abrió. Es más, nos dio la sensación de que no conocía la propuesta o aún estaba por concretar porque no aportó ningún dato, no resolvió ninguna duda, no dio cifras ni plazos y se negó a entregarnos nada por escrito», aseguraron ayer los presidentes de las asociaciones de vecinos de Torrefiel, Benicalap y Zaidía.

Para los vecinos, la propuesta sanitaria de Fabra es «electoralista». En primer lugar porque «hay que remodelar el mapa sanitario, o los vecinos de nuestros barrios pasarán por delante de un hospital (el que se construirá en la vieja Fe) para atravesar la ciudad e ir a la nueva Fe, que está en la otra punta de la ciudad», aseguró el dirigente vecinal de Torrefiel, Rafael Medina. En segundo lugar, porque los números no les cuadran. «La antigua Fe disponía de más de 1.400 camas para atender a 230.000 usuarios, ¿y ahora prometen 490 camas para dar servicio a 350.000 personas? Y la inversión... aseguran que será de 65 millones, pero el hospital de Gandía, más pequeño, supera ya los 90», explicó el portavoz de Zaidía-Exposición, Gregorio Sebastián y añadió: «el objetivo del Consell es ajustar a lo mínimo el sector público para engordar al privado». El presidente de Benicalap, Josep Bellver fue más lejos y aseguró que «cuando la Administración habla de derribar edificios (en este caso dos hospitales) en una operación innecesaria siempre se escode detrás un pelotazo urbanístico».

Matías Alonso, por último, explicó que ahora «no es tiempo para la política de nuevos ricos donde se derriba para luego construir, sino de reestructurar el mapa sanitario y ejecutar un plan coherente porque esto es un desastre».