Con casi treinta grados de temperatura y al son del «Ramonet, si vas a l'hort...porta figues i albercocs», interpretada por dolçainers i tabaleters, ciento setenta parejas abrieron ayer los actos más populares del Nou d’Octubre. En una Plaza de la Virgen abarrotada de público, la tradicional «Dansà» que organiza la Federación de Folclore de la Comunitat Valenciana, deleitó con interpretaciones del tradicional Passeig Plà o el Ball de Contés — de mayor complicación y vistosidad—, para terminar con el Fandango. «¿Se ve algo?», preguntaban desde las últimas filas ya casi en la calle del Micalet. «Sí, las manos y las peinetas», contestaban algunos con resignación, pero refugiados a la sombra y revitalizados por una prometedora brisa. En las terrazas situadas a unos metros de la Basílica, mientras, la gente alternaba las cervezas con el Agua de Valencia.

La combinación de la festividad con el puente, unida a un tiempo casi veraniego, ha disparado la afluencia de turistas estos días. María Angeles, la dueña de la cafetería El Micalet admitía ayer que el negocio se había reactivado. «El buen tiempo acompaña, hay mucho extranjero y la verdad es que se nota», explicaba al tiempo que daba órdenes a unos camareros desbordados. A unos metros, un matrimonio y su hija admiraban «por primera vez» la plasticidad de los bailes y la rica indumentaria valenciana. Aunque Milton y Jessica, originarios de Ecuador, viven en Valencia desde hace trece años, nunca habían asistido a tan tradicional cita. «Lo explicaron en el colegio de la niña — Liz—, y pensamos que podía estar interesante y así fue que nos vinimos», señalaban al unísono.

Acabados lo bailes, una riada de gente se trasladaría hasta la calle para contemplar el «Desfile de Moros i Cristians». Un espectáculo visual donde las impresionantes cabalgaduras, y una enorme carabela provocaron los mayores elogios.

En la entrada de este año, que cumple su undécima edición, desfiló como invitada especial la Filà de Bandolers, de la localidad de l'Olleria, y los ballets de Campello y Cocentaina, así como grupos de percusión de Xàtiva. Un reclamo al que respondieron más de 20.000 personas, que desde primera hora de la tarde aguardaban expectantes en primera fila en las calles de la Paz y San Vicente, hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento. El espectáculo, que cada año gana en vistosidad, concita desde a familias enteras hasta personalidades como Héctor Villalba, que ayer no quiso perderse la entrada. «Es algo que vale la pena», apuntaba el expresidente de las Corts y ahora patrono de la Fundación del Valencia CF., mientras buscaba una buena ubicación. Isabel, de la falla Pío XI Fontanars, y miembro de la organización, destacaba la «enorme respuesta» de la gente en esta edición. «Hace mucha calor y apetece estar en la calle, eso siempre ayuda a la fiesta», apuntaba ataviada también para la ocasión. Una hora después. un disparo de fuegos terrestres ponía el broche a la tarde.