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Historia

La victoria poco jaleada de 1808

Un estudio recupera la resistencia de Valencia frente al ejército francés ante su «discreto» tratamiento histórico

La victoria poco jaleada de 1808

Valencia resistió el 28 de junio de 1808 ante el entonces mejor ejército del mundo, pero la gesta no ha merecido el eco que debía en las síntesis de Historia, reducida a un simple párrafo en algunas de las publicaciones más gloriosas. El planteamiento es el eje estructural de Agitando el avispero. La expedición del mariscal Moncey contra Valencia, estudio del historiador José Ramón Cumplido (Valencia, 1967) que acaba de publicar la Institució Alfons el Magnànim, dependiente de la diputación provincial.

Mucho dos de Mayo, mucho Bailén, mucha Agustina de Aragón, pero poco espacio para el sitio de Valencia y la victoria de sus pobladores. ¿Por qué? El investigador argumenta que cuando la historiografía liberal convierte en épica, en torno a 1850 y 1860, la lucha de los españoles contra las tropas de Napoleón para forjar la identidad del nacionalismo español «lo hace con una base sobre todo castellana». De ahí, la preponderancia de otros episodios.

Y en el siglo XX, añade, las grandes compilaciones históricas no cambiaron ese esquema y redujeron la resistencia de Valencia a unas líneas. «Sin embargo, la defensa que hizo retroceder al ejército más profesional merece ser recordada», destaca Cumplido en declaraciones a Levante-EMV. Eso es lo que pretende el especialista en Historia Militar por el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado con su libro.

Paradójicamente, apunta, los acontecimientos de 1808 han atraído más la atención de los historiadores franceses, si bien la derrota del mariscal Moncey en la ciudad ha quedado diluida y ocultada algunas ocasiones dentro del éxito genérico de la campaña en el Reino de Valencia.

Lo que sucedió fue que Moncey se encontró con una defensa organizada al llegar a Valencia el 28 de junio y no con una ciudad que capitulaba. Las tropas francesas llegaban desde Madrid, por la ruta que acababa frente a las torres de Quart y estas fueron preparadas con cañón, tronera y foso. Eso, y unas 20.000 personas dispuestas a parar las balas.

Si se tiene en cuenta que el destacamento napoleónico contaba con unos 9.000 hombres (7.700 soldados de infantería y unos 1.200 de caballería), ahí radica una de las claves de la victoria de los lugareños, en opinión de Cumplido.

Para el investigador, la expedición que encabezaba Moncey era más un cuerpo de policías para controlar una ciudad numerosa que pensaban que no iba a oponer resistencia que un auténtico destacamento militar.

El resultado fue que, seis horas después de empezar el sitio, con un número ya considerable de bajas en sus filas y sin haber llegado a la puerta de Quart, el mariscal ordenó la retirada. Primero a una alquería y, por la noche, a Madrid.

El final del episodio la ciudad caería meses después, en 1811, y permanecería bajo control napoleónico hasta 1812 es aún más llamativo si se advierte que Moncey no era cualquiera, sino uno de los oficiales más respetados del ejército francés, y que lo que tenía delante no era una tropa regular «el Ejército Real estaba casi desmantelado tras la crisis que arrastraba desde varias décadas antes», explica Cumplido, sino un levantamiento popular.

El historiador destaca entre los grandes protagonistas de aquella «hazaña» al padre Rico, el clérigo que lideró la movilización del pueblo y se enfrentó a la autoridad, representada por el conde de la Conquista, sospechoso de colaboracionismo con los franceses.

¿Y el famoso Palleter? Es una figura enraizada en el imaginario valenciano, pero, «si existió, se limitó a su soflama», responde. Después regresó al anonimato y sería la historiografía posterior la que amplificaría su papel.

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