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Huertos urbanos

Huerta domesticada en la Torre

Los huertos urbanos, una versión en miniatura de la huerta, se afianzan en Valencia como un espacio lúdico y de integración social

Huerta domesticada en la Torre

El «arquitecte en cap» del Ayuntamiento de Barcelona, el valenciano Vicente Guallart, escribió el pasado agosto una carta al concejal de Pedanías, Vicente Aleixandre, para felicitarle por la puesta en marcha de los huertos urbanos de Sociópolis. La visita a Sociópolis, el nuevo barrio de arquitectura singular que Guallart diseñó sobre terrenos de huerta de la Torre, «pone de manifiesto la cultura valenciana vinculada al paisaje, el uso del agua y la agricultura y como esta se puede integrar en la ciudad contemporánea», asegura el arquitecto en su escrito.

Y es que aunque sólo sean una versión en miniatura de la huerta tradicional, los huertos urbanos se abren hueco en las ciudades como opción lúdica y de ocio y también como elemento integrador. En Sociópolis funciona 54 huertos urbanos y están pendientes de adjudicar 150 más, que se gestionarán a través de las asociaciones de vecinos y de entidades solidarias que darán a colectivos como el de las mujeres maltratadas la posibilidad de cultivar su propio huerto.

Eso es lo que hace Enrique Esteve, un policía nacional jubilado, desde hace dos años. Nunca había pisado un huerto, pero gracias al asesoramiento de los técnicos del Consell Agrari Municipal que atienden los huertos de Sociópolis ha logrado poner en producción 75 metros cuadrados de tierra. Este año, ha recogido 250 kilos de patatas, además de tomates de invierno, ajos cebollas y alcachofas. Asegura que lo que obtiene del huerto lo destina a autoconsumo, aunque lo de la agricultura lo hace «más que nada para entretenerme».

Este agricultor aficionado duda del futuro de la huerta tradicional. Cree que no hay relevo generacional. El alcalde pedáneo de la Torre, Rafael Arnal, disiente. En la pedanía «hay mucha tierra, en producción y muy bien cuidada» y con familias de agricultores de toda la vida muchos de ellos, como Ramón Exposito, reconocidos por el ayuntamiento en sus galardones anuales al agricultor ejemplar. «La huerta tiene futuro», insiste Rafael Arnal.

Sobre esta cuestión, el ingeniero agrónomo de los huertos de Sociópolis, Silvestre Senent, asegura que la huerta tradicional valenciana es minifundista. Un producto de calidad como el tomate valenciano no podrá nunca competir en producción y cantidad con el tomate de Almería, donde hay grandes superficies de cultivo en invernadero. En el «cap i casal» sólo hay 2.600 hectáreas de huerta cultivada, según los datos del Consell Agrari. Los productos de huerta tienen futuro no digamos como producto de lujo pero sí como artículo «premium», afirma Senent.

Mientras la superficie de huerta tradicional no ha parado de descender, algo a lo que contribuirá la revisión del PGOU que recalifica otras 360 hectáreas, los huertos urbanos parecen ir a más. Benimaclet también se ha sumado a esta moda y el futuro Parque Central también los incluye.

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