Alfonso Grau rechazó ayer dimitir tras ser reimputado en el «caso Nóos» por la organización de los Valencia Summit, adelantó que piensa «continuar trabajando por el bien de Valencia» y descartó que «nadie» vaya a marcarle su tiempo en la política. «Las líneas rojas de Fabra son las suyas, y son respetables, pero yo tengo la mías», espetaba. Se permitió, incluso, reclamar «coherencia en la aplicación de las mismas». Para sorpresa generalizada, insistió varias veces además que la Audiencia de Palma no le había imputado. «En estos momentos no lo estoy», espetó y a la pregunta de por qué comparecía entonces ante la prensa, soltó un rotundo: «Porque me da la gana». «No temo nada y no tengo por qué bajar la cabeza», esgrimió, para asegurar que se sentía utilizado «como chivo expiatorio» y cargar las tintas contra el grupo municipal socialista, a cuyos responsables tachó de «ineptos y mediocres».

Aunque durante todo el fin de semana se había especulado con su posible renuncia al cargo de vicealcalde y presidente de la Fundación Turismo Valencia Convention Bureau, Grau abrió su intervención con un esclarecedor «alguien se va a llevar una sorpresa». «No me voy a marchar», advirtió aunque agradeció «el apoyo, cariño y solidaridad» recibida por parte del equipo de gobierno, encabezado por la alcaldesa Rita Barberá. Aprovechó para dar las gracias al Partido Popular por proponerle que la decisión sobre su futuro la tomara él. Grau relató que había pasado estos dos días estudiando con sus abogados una decisión judicial por la que vuelve a imputársele al considerar que dispuso de dominio y control sobre la concertación y el gasto destinado a las tres ediciones de los Valencia Summit «tanto de modo activo, como por omisión».

«No he tenido nunca trato alguno con el Instituto Nóos ni he mantenido nunca conversación alguna ni orden alguna», respondió Grau ayer, que esgrimió en su defensa que su papel se redujo a «trasladar una oferta al órgano colegiado, en el que yo tenía representación». «El resto no padecían deficiencias psíquicas ni mentales y el acuerdo fue unánimemente tomado por el patronato», explicaba. «Dejemos actuar a la justicia con tranquilidad», lanzaba, aunque acto seguido apostillaba: «Si llegase el caso... creen que iba a permitir que mi presencia manchara a este ayuntamiento», dejando en el aire la duda.

Para Grau no existe más acusación que la del PSPV, que recurrió la desestimación inicial que liberaba a la mano derecha de Barberá del proceso judicial. «El ministerio fiscal no solamente no me acusa de nada, si no que se opone al recurso „de los socialistas„», vino a decir. «Los tiempos no me los va a dictar el PSPV, me los pondré yo», recalcó, para reiterar: «En toda mi vida profesional y pública, todas las decisiones de llegar o marcharme las he tomado yo, y esta no va a ser una excepción». «Dentro deun mes cumpliré 73 años, el DNI es más importante que ninguna línea de ningún color», lanzó enigmático, no sin cargar duramente contra Calabuig, al que quiso restar credibilidad acusándole de hacer «trampa» para ganar las primarias de su partido.