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Los contrastes de la ciudad

La vieja milla de oro y la última parada

La calle Músico Peydró conserva el inconfundible aroma del pasado en pleno centro - El mercado municipal en el barrio de la Luz apura con tristeza su vida útil

La calle Músico Peydró, con la tienda El Globo en primer término F. Bustamante

­Durante muchos años la calle Músico Peydró de Valencia fue considerada la milla de oro de la ciudad, el centro neurálgico de las compras, flanqueada por la calle San Vicente, la avenida del Oeste y con el Mercado Central a cuatro pasos. Siendo alcalde Miguel Ramón Izquierdo (1976-1979) los comerciantes de la denominada «calle de las cestas» le propusieron la peatonalización de la vía. «´Estáis locos, allá vosotros´, nos dijo, pero luego se demostró que fue todo un acierto», asegura Carlos Fernández, que dirige la Cestería El Globo, fundada hace 158 años?

En Músico Peydró sobreviven cinco negocios de artesanía dedicados a las cestas y sus derivados. Sus tiendas, con los escaparates llenos de artículos de mimbre, junco, caña, manija o palma, desprenden un olor auténtico, que convierten el paseo por la calle en un precioso viaje al pasado. Resisten en pie algunos edificios centenarios, que al igual que los negocios, se niegan a dale carpetazo a un pedazo de la historia. «Yo diría que esta calle es una gran desconocida para los valencianos del ´cap i casal´, y en cambio, famosa entre los que viven en los pueblos, ya que venían aquí a por capazos y demás artículos que usaban para el campo», cuenta con añoranza Carlos Fernández, que hoy en día vive del turismo nacional y también valenciano.

De lo que fue la sugerente milla de oro de Valencia pasamos al destartalado mercado municipal del Barrio de la Luz, en el que a duras penas sobrevive una parada de frutas y verduras. «Pregunta al Ayuntamiento de Xirivella, no sé qué futuro le espera a esto», trata de disuadirnos la dueña del negocio. Sin cuidados, sus paredes claras languidecen y sus persianas metálicas echadas hasta abajo avisan al viandante del triste panorama en su interior. Aunque pertenece a Xirivella, sus clientes son del Barrio de la Luz, que poco a poco pierde un poco de la vida comercial de barrio que tuvo. El centro comercial adjunto reina indiscutiblemente.

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